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—¡No importó en esta familia!— se queja un pelirrojo mientras caminaba a un lado de su hermano Gabriel, recién había llegado de hacer sus deberes fuera del cielo, pero nada tranquilo se veía desde su llegada—¡solo salimos por unos mandados y deciden hacer la dichosa cena!, ¡sin mi!

—Calma Rafael, no solo tu estabas ausente, también Amenadiel, Azrael, Uriel y ...

—Veo que somos extras en su historia familiar, increíble hermano, eso me hace sentir mucho mejor. La próxima vez que requieran mi ayuda en la tierra no acudiré, los mortales pueden solucionar solos sus problemas —se cruza de brazos esperando una reacción preocupada por parte de su hermano que solo lo mira con absoluta seriedad que le resulta increíble viniendo de él,

—Tampoco es como si lo hicieras seguido— su hermano lo miró indignado, él tenía muchas responsabilidades sobre sus hombres ¡todo el tiempo! Realmente nadie valoraba su trabajo como Arcángel—además, habrá más reuniones, más cenas, y comidas deliciosas...

Al ángel ya mismo se le escurría la saliva de pensar en la comida.

—No me digas eso, bien que tú si pudiste comer todo lo que ofrecieron y ¿me dejaste algo? ¡No!—se queja el arcángel suspirando y cruzándose de brazos—algún día me iré de esta familia, lo juro.

—Ya, ya, no llores más que perturbas mi paz— dice Gabriel sobando sus oídos de tantos gritos—pero si te perdiste de mucho, Adam apareció de la nada y molestó a Lucifer y casi terminan peleándose frente a nuestro padre, estaba mejor que los fanfics que lees a escondidas.

—Dudo que haya sido así de dramático y deja de espiarme cuando leo mis novelas— Gabriel asiente, pero es obvio que no va a acatar la orden, su hermano actuaba como un completo bobo cuando se trataba de sus historias—Todo pasa cuando no estoy aquí, ¿y qué más pasó? Los detuviste o algo?

—No, yo estaba esperando la comida—bueno, es Gabriel, no puede esperar mucho de su hermano. — Miguel tampoco hizo algo, estaba con su cara de aburrido, pero sé que muy en el fondo estaba rogando que le partan la cara a Adam.

—Hubiese pagado para ver eso— Muy pronto el ángel pelirrojo arruga su nariz ante una sensación extraña—Oye siento algo raro en el aire, un poco de magia demoníaca, eso puede perturbar la paz aquí

El arcángel Rafael no podía evitar recordar a los embrujos y amarres que solía hallar en la tierra, manifestaciones no del todo visibles, pero si perceptibles para seres no humanos. Para él, como el ángel responsable de las curaciones, debía encargarse de mantener un orden, aún si las almas no se enfermaban en el paraíso.

—Me percaté de eso, déjalo así, ha de ser Lucifer y su familia, pero dejó muy en claro que no quería quedarse así que ya mismo regresarán al infierno, sabes cómo odia que papá se le pegue como chicle.

—Si... solo que esto es algo diferente a lo que acostumbro, déjame purificar el aire— haciendo un simple gesto de manos, el arcángel de la salud emite un aura transparente que va desde su persona y se extiende hasta donde más pueda en el cielo. Todo es por ayudar a los demás, claro, que no imaginaba que eso traería problemas a cierto demonio que estaba camuflado en el cielo, pero vamos, el no era consciente de eso.

—No lo vi tan necesario

—Tu nunca ves algo como necesario —ambos hermanos siguen caminando en dirección a la plaza donde mayormente se encontraban las almas disfrutando de las tiendas o de un café.

No se pueden reprochar las acciones de Rafael, simplemente buscaba lo mejor para el cielo y no imaginó que los resultados de ese simple milagro traería consigo problemas que muchos terminarían por intervenir.

Reunión familiar ; appleradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora