𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟖.

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El cuarto mes ellas compartieron historias

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El cuarto mes ellas compartieron historias.

El domingo había llegado y no tenían mucho por hacer. Su cita al aire libre debió ser suspendida cuando una terrible tormenta comenzó, así que solo les quedó como opción besarse sobre el sucio sofá de la pintora.

Fue cuando sus labios se adormecieron que decidieron tomar un respiro.

- Háblame de tus padres, Alo.

Ambas se recostaron sobre el sofá, el cuerpo de Alondra colocado sobre el de Rai mientras su cabeza descansaba entre sus pechos. Las caricias en su cabello comenzaban a relajarla.

- ¿Lenay y Germán?

-  No. Sobre tus padres biológicos.

La tatuadora tomó un gran respiro antes de comenzar. Le era difícil hablar sobre un pasado que prefería olvidar.

- Su trabajo consistía en transportar drogas a través de deberes fronteras... nací en Chile, por cierto. Estaban en
un viaje de negocios cuando las contracciones empezaron y, créeme, no me consideraron un regalo del cielo.

Alondra sintió una lágrima resbalar por su mejilla. cuando fue a secarla descubrió que su novia ya lo había hecho por ella.

- Me mantuvieron a su lado sólo porque podía ayudarlos en su trabajo. Yo era pequeña, así que era capaz de escabullirme fácilmente con la mercancía. — Cada segundo se sentía peor, pero no podía parar de hablar. — ...Recibí educación en casa sólo porque sabían que, al crecer, un analfabeta no sería útil. Aún así, la mitad de sus clases consistía en gritos, insultos y amenazas.

Un nudo se formaba en su garganta y, poco a poco, las lágrimas doblaban su cantidad.

- Alo, no tienes que hablar si no quieres hacerlo. — La detuvo Rai claramente preocupada.

- Quiero hacerlo. Confío en ti.

Realmente lo hacía.

- Cuando Alex nació no lo trataron mejor, pero tiene suerte de no recordarlo. — Susurró en medio de un suspiro, y caro parecía aliviada con este dato. — ...Estábamos en casa cuando los asesinaron. Fue un ajuste de cuentas, o eso dijo la policía. Yo logré esconderme junto a él en el sótano, pero ellos no tuvieron tanta suerte... cuando la policía llegó a la casa ya no era más que un baño de sangre, pero yo no recuerdo esa escena. Mi mente la bloqueó.

Un silencio siguió sus palabras. No sabía si se sentía mejor con un recuerdo perdido, o si prefería tener en su mente un recuerdo traumático que confirmaba que aquellos seres crueles ya no estaban a su lado.

- Luego de muchas visitas al terapeuta y varias noches en el orfanato apareció Lenay. Hubo algún tipo de conexión entre nosotras, aún no puedo explicarlo, pero, luego de poco tiempo, Alex y yo ya estábamos en casa...

La tatuadora de libélulas // RailoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora