In Her Custody (Bajo Su Custodia)

Capítulo VIII

POV KARA

Estoy sin energía. Me siento como si estuviera volando, a pesar de que soy un bulto de extremidades en el asiento del pasajero del Range Rover de Lena. Parece que tampoco puedo dejar de burlarme de ella. Todo en ella me roba el aliento. La forma en que coloca sus manos sobre el volante, haciendo giros capaces, estirando la mano para acariciar con el pulgar el costado de mi cara de vez en cuando.

¿Qué voy a hacer?

¿Qué está pasando aquí?

¿Estoy en una relación seria con mi madrastra? Ciertamente parece así, sobre todo cuando ella está diciendo palabras como "Destino", "Para siempre" y "Mía".

Y Mommy.

No estoy segura de lo que está pasando dentro de mí, o si hay algo un tanto retorcido entre Lena y yo, pero no puedo evitar el torrente de emociones que conlleva ese título. Me hace sentir codiciada, segura y atesorada. Como si nuestro apego fuera permanente y no fugaz, ni temporal como estoy acostumbrada. Cuando ella usa esa palabra, o incluso cuando yo lo hago, me siento especial. Y esta cosa entre nosotras se vuelve más permanente.

¿De acuerdo?

Una pizca de preocupación se asoma. Ya me han engañado antes. Mi madre intentó echar raíces unas cuantas veces cuando era joven y me ilusioné, hice amigos en la escuela, pensé en que finalmente podría ser el momento en que se quedaría más de unas semanas. Pero nunca fue así. Siempre estaba esa tarde cuando volvía de la escuela y encontraba a alguien más en su lugar. O una nota explicando que ella se había ido y que un no familiar me cuidaría hasta que volviera.

Este asunto con Lena se siente increíblemente diferente, pero eso solo significa que dolerá mucho si me equivoco, ¿No?

Mi pulso se acelera cuando doblamos la esquina de su cuadra se acelera aún más cuando veo quién está parada en la entrada de la casa de Lena.

Es mi madre.

Está apoyada en el parachoques de su Jetta, estudiando sus uñas. Bronceada, pero visiblemente exhausta lleva una sudadera turquesa de Cancún y pantalones de pijama. He llegado a casa a esta escena más veces de las que puedo contar y solía haber una chispa de alegría y esperanza cuando ella regresaba. Esta vez, sin embargo, no hay nada.

Por primera vez.

El miedo comienza a infiltrarse lentamente, y me doy cuenta en ese momento de lo apegada que me he vuelto a Lena en solo un día. Estúpida. Fue una estupidez hacerlo. Mi madre está en casa ahora... ¡Su esposa! No tendrá más opción que dejarme de lado. Abandonarme. Es incluso lo correcto, ¿No? Yo soy la intrusa aquí. Soy la traidora.

—Maldita sea— Murmura Lena entre dientes —No puedo creerlo—

—Está bien. Lo entiendo—

Su mirada penetrante se dirige rápidamente a la mía —¿Entiendes qué? —

—Que tienes que... que esto no...no puede suceder de nuevo— Siento que mi garganta se está cerrando. No puedo creerlo, pero creo que me enamoré de esta mujer. Tenía razón, esto duele más que cualquier otro tiempo. Ella no puede quedarse conmigo. Nadie nunca se queda conmigo y esta vez es la peor que se ha sentido. Cien veces peor. Anhelo la seguridad de un reformatorio donde me puedan encerrar y pueda dejar fuera las heridas y a las personas que las causaron.

—Kara, voy a explicarlo todo— Lena dice con firmeza, tirando del Range Rover hasta la acera y aparcando. Miro por la ventanilla del copiloto a mi madre, cuya expresión está en blanco, su rostro oscurecido por las gotas de lluvia que empiezan a caer sobre las ventanillas del vehículo —Quédate aquí, ¿De acuerdo? No te muevas hasta que regrese—