✧ four

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—Espera... ¿Sexo dormido? ¿Con quien sea?

Supongo que ya puedo reír. Es una buena broma, ¿eh?

Daniel sonrió y negó con la cabeza.

—Olvidalo. —murmuró sin mucha importancia.

—Espera pendejo, fue una broma, ¿cierto? —dije con una sonrisa esperando a que dijera que sí para comenzar a reír.

—Tómalo como quieras. —fue lo único que respondió. No pareciera que quisiera reír. A decir verdad su expresión era más seria de lo que yo esperaba que fuera.

Sí, obvio que fue una broma. ¿Qué sigue? ¿Entrará a mi cuarto en la noche y tendremos relaciones? Sí, claro.

—Es... ¿de verdad? ¿Eso existe? —cuestioné. Su seriedad comenzaba a importarme más de lo que debía.

Daniel no quiso explicarme más, simplemente comenzó a guardar los materiales y el trabajo en un sitio seguro para después limpiar el desorden hecho.

No me quedó muy claro lo de su enfermedad, bueno, su trastorno de sueño. (Aún creo que es broma). Pero tal vez no sea tan grave, aunque suene un poco... extraño. Quizá él decida contarme más con el paso del tiempo, pues si no me lo había contado antes, fue porque sus razones tendrá. (Aún creo que es broma).

Pensé en buscar en Google. Pero desconectó el internet.

Culero. 

De todas maneras algún día lo sabré. Es decir, no puede ocultármelo durante toda la vida. En algún momento tendrá que hablar y decir que solo quería verme la cara de estúpido. Aunque, como dije, suena un poco extraño. Y peligroso. Me parece un poco creíble eso del sexo inconscientemente. Debe ser una de sus bromas (pésimas bromas). En nuestra relación, también soy yo el gracioso, y él... Bueno, es solo Daniel. Tal y como debe ser. (Y aún creo que es broma).

Me instalé en el cuarto que está desocupado. Solo hay dos cuartos, uno es de él y el otro lo usa para guardar cosas viejas o que no utiliza. Aunque por suerte, tiene una cama estable. Lo suficiente para mí.

—Danny... —le hablé desde el sofá de la sala. Él estaba haciendo quién sabe qué en la cocina y yo solamente me esmeraba en picarle al botón del control remoto sin encontrar algo bueno.

—¿Eh...? —contestó alargando su voz.

—Conecta el internet. —rogué y pude escuchar una risa desde donde estaba.

— Ya vete a dormir.

— ¡No tengo sueño!

—Yo sí —salió de la cocina—. Ya terminé de limpiar. Es hora de dormir.

—El punto de quedarte en la casa de un amigo a dormir es desvelarte con tu amigo, ¿sabes?

—No para mí. —susurró con una sonrisa.

—¿Y cuál es tu punto entonces? 

Se acercó a mí y me quitó el control remoto de la televisión para apagarla.

—Dormir. 

Está actuando de una manera demasiado extraña...

—¡Daniel! —me quejé.

—Terminaré de limpiar la cocina. —dijo saliendo de la sala.

—Pero acabas de decir que ya terminaste...

Y sí, me ignoró.

Suspiré resignado. Daniel está actuando raro desde lo de la tarde. No pienso preguntarle mucho, pero aún no me dice que estaba bromeando. Así que... Comienzo a asustarme. Solo un poco. No tanto (mucho). 

sexomnia ➸ plexrianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora