El virus del engorde

Especial de Halloween: El Reino

Advertencia: Está historia contiene contenido no apto para sensibles. Muy gráfica y no fue escrita enserio.

En los bosques más oscuros, donde la luz del Sol no es suficiente para ampliar su reinado territorial sobre los árboles densos, se podían oír lamentos.

Tres personas se encontraban con lágrimas en los ojos, mirando el último legado que había dejado la reina malvada.

-Mami... No quería que esto fuera así, pero fueron demasiado fuertes para nosotros...-

Una chica de cabello pelirrojo envuelta en tristeza, hablaba acerca del incidente que pasaban sobre sus recuerdos.

La gobernadora del Reino Paladino, Pam Malquievis, había sido asesinada por una poderosa y morena princesa en una época batalla por ver la definición del reino.

Lo único que quedó de ella fueron sus inmuebles de alto valor, su hija y sus dos dragones guardianes.

El silencio del bosque dónde se presenciaba la funeraria tuvo una interrupción. Un aura negra que recorría el lugar había llegado como un haz al punto. El trío de Pam se había dado la vuelta.

-¡Ey! ¿Quien eres?-

Ambos dragones, Rosa y verde de complexión humanoide y fornuda reaccionaron con paranoia, alejándose un poco con inquietud.

-¡Ja, ja!... Hola niñita... Veo que finalmente te quedaste huérfana por las tonterías de tu madre- Dijo una voz femenina y jóven.

-¡M-mandy!-

Se revelaría una figura, con atributos bastantes atractivos y portaba un hermoso traje rojo oscuro que cubría hasta sus pies, excepto por un lado, mostrando su hermoso muslo. Piel azul y cuernos en ambos lados de su cabeza.

-Vine a reclamar lo que es mío caballera Jessie-

-¿A-a que te refieres?- Exalto con nerviosismo y desconfianza.

-Mi nuevo reino...-

Con una macabra sonrisa, Mandy saca su bastón y logra disparar dos esferas de energía hacia los dragones Primo, con una precisión increíble. El impacto fue directo e hizo un cambio.

-¿¡Tú que-

La niña fue interrumpida por un golpe en su hocico por parte del dragón verde, quien caía manipulado por la maliciosa al igual que su hermano.

-Ahora yo soy la reina de todas estas tierras. ¡Nadie quitará mi lugar! Ni siquiera una chiquita como tú merece eso- Reía levemente mientras sus nuevos sirvientes la acompañaban de lado.

-¡Pero yo soy Jessie! La hija de Pam, sabía y fuerte- Respondió desconcertada.

-¿Y? Eso no me importa. Ahora yo soy la reina de Paladino, eterna y hermosa... Me encargaré de todo obstáculo para mi y eso te incluye-

Mandy miraba a Jessie con cierto rencor y seriedad, así que aprovecha su indefensa para disparar una poderosa estaca que clavaría en el abdomen de la niña, dejándola gravemente herida. La sangre saldría por sus labios y caería muy aturdida.

-Para ser una caballera y niña, eres muy hermosa... Quizás deba alargar un poco más mi vida y eso significa que no te dejare morir- Sonreía demente, dando pasos elegantes en dirección hacia la herida.

Con sus manos azules, alzaría a la pelirroja con facilidad, sintiendo en tacto esa débil vitalidad, como su sangre bombeaba seas cuello delicado, así que solo retira la estaca y con su magia, regeneraría su cuerpo en cuestión de segundos, solo para después, abrir la boca.