Port Mafia [KookGi]

Chapter 2

YoonGi

Mis manos y pies tiemblan, mis pulmones arden con cada respiración entrecortada y puedo sentir como el sudor recorre todo mi cuerpo. ¡Qué asco! Mi camisa manga corta se pega a mi abdomen de forma incómoda y aunque la separe, vuelve a pegarse haciendo un sonido raro.

Necesito un baño...

El entrenamiento de hoy me está matando, están más estrictos que de costumbre. Supongo que es porque mi padre está sensible con el tema de la visita importante. Hablando de él, se encuentra apoyado en una de las paredes del campo mientras me mira intensamente, sin quitar la vista en ningún momento y admito que me está poniendo nervioso.

Cuándo me llamó en la mañana pensaba que sería para regañarme por no asistir al entrenamiento de ayer, estaba agotado y sin ganas por lo que me encerré en mi habitación. Pero no, era por ese invitado sorpresa cuyo nombre se desconoce porque no me dio más detalles al respecto, solo que: espero que te comportes como el Min que eres.

Por supuesto que me voy a comportar, me portaré muy bien —nótese el sarcasmo.

Su rostro estaba serio, más que de costumbre, por lo que supongo que será otro mafioso peligroso.

Paso una mano por mi frente y hago una mueca porque se me llena de sudor.

—Joder —mascullo asqueado y me limpio en el pantalón, alzo la vista y abro los ojos sorprendido cuando mi contrincante corre hacia mí.

Mierda, ¡que estaba en un combate!

En un intento de defenderme subo mis brazos a mi rostro pero ese no era su objetivo, su rodilla golpea mi estómago y caigo al suelo tosiendo fuerte.

—Basta —escucho la fuerte voz de mi padre y luego unos pasos acercándose—, se acabó por hoy —anuncia y siento mi cuerpo se relaja pero no por mucho porque con su mano agarra con fuerza mis cabellos obligando a levantar mi rostro y verlo, mis ojos se cristalizan por el dolor— ¿Qué te dije antes, YoonGi? —pregunta serio— Te dije que debías comportarte como un Min, eres un Min. ¿Cómo mierda no puedes luchar correctamente? —espeta furioso y me da una cachetada— Eres un inútil, maricón —susurra lo último y se separa soltando mi cabello de forma brusca, mis manos tiemblan—. Traten sus heridas y que no salga hasta la noche —ordena y sale del campo.

Los hombres alrededor asienten ante su orden y se acercan a mí. Tiemblo de la impotencia, el dolor de mi mejilla no es nada comparado a su trato. ¿Por qué tiene que ser tan..tan frío conmigo? Desde que se enteró —de una forma no planeada— que me gustaban los hombres siempre utiliza esa palabra para lastimarme, criticarme y descargar su furia conmigo.

En su obsesión por negar lo que siento, lo que me gusta, un día me trajo una chica...experta en esas cosas pero no pude tocarla. No me gustan las mujeres. Pero a mi padre poco le importó, me pusieron alguna pastilla en la bebida porque mi mente se nubló y perdí el control de mi cuerpo y mente para al final, follar con esa mujer.

Mi padre se avergüenza de mí, lo sé perfectamente. Pero porque me gusten los hombres no significa que sea una mujer, pero para él, amar a un hombre es ser eso. A veces parece que tenemos una relación "normal", como hoy en la mañana, que me habló normal, sin regaños ni insultos. Soy su único hijo, soy quién heredará el negocio familiar aunque no quiera y por ello quiere que sea duro y fuerte, pero no me demuestra lo que necesitaba, su amor, su cariño.

Pero ya no necesito nada de eso.

Yo no tengo padre.

Dos de los hombres de mi padre me ayudan a levantarme y me acompañan a mi habitación, me dejan sobre la cama.