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Habían dado ya las diez de la noche, y Sunoo y Sunghoon aún continuaban en un círculo repetitivo. Decían alguna broma, reían levemente, se quedaban en silencio unos segundos, volvían a molestarse con algún comentario, bufaban, rodaban los ojos y repetían.

Evidentemente ninguno quería pasar más horas haciendo lo mismo, así que Sunghoon pensó en una solución. Tal vez un poco de alcohol haría las cosas más sencillas de sobrellevar, además, sólo sería por ésa noche, después no volvería a ver al chico malvavisco.

—¿Quieres beber algo?—preguntó entre un suspiro.

—Mmm...—dudó, pues no le inspiraba confianza todavía como para hacerlo, pero, realmente le gustaba beber—De acuerdo, vamos.

Sunghoon metió las manos en sus bolsillos, Sunoo sujetaba su bolso como si fuera un apoyo emocional, y ambos entraron a la casa. Les fue difícil atravesar el gentio, pues la música pop que sonaba provocaba movimientos algo bruscos en los invitados, creando un verdadero laberinto.

Jungwon y Heeseung los vieron caminar hasta la barra, y se sonrieron mutuamente, pensaron que los chicos se habían llevado perfectamente y que por éso beberían juntos. Sin saber que ésa no era la razón exacta.

—Una cerveza por favor.—pidió Sunoo.

—Dame lo más fuerte que tengas Jay.—habló Sunghoon.

—¿Lo conoces?—preguntó curioso al escucharlo decir un nombre.

—Ajá, todos lo conocen, ayuda como bartender en la mayoría de fiestas.—Sunoo recargó su espalda sobre la barra improvisada.

—Bueno, yo no sabía quien era.—el chico que atendía, Jay, les entregó sus bebidas rápidamente—Gracias.—sonrió.

—De nada, lindo.—respondió caminando un poco lejos para atender a más gente, dejando a un rubio sonrojado.

—¿En serio te pones rojo con tan poco?—se burló dando un gran trago a su copa.

—Cállate.—bufó tomando de su cerveza.

A lo largo de casi una hora, ambos chicos se quedaron platicando con el bartender, o mejor dicho, Sunoo estaba animadamente hablando con él.

Resultó que Park Jay era dos años mayor que Sunghoon, con veinticuatro ya cumplidos. Él había acabado sus estudios hacia un año, y ahora se dedicaba a trabajar en bares y fiestas como hobbie, mientras mantenía un empleo de medio tiempo en un museo, dando los recorridos.

Le gustaban sus dos actividades, y le dejaban buenos ingresos.

Sunoo acabó bebiendo mucho más de lo usual debido a lo bien que se había llevado con Jay, pues no paraba de pedirle tragos con tal de quedarse a platicar. Sunghoon por su parte, se mantuvo lo más sobrio posible, ya que sabía que no podía dejar al menor andar solo en su estado.

Sí, él realmente no quería ser una niñera, pero tampoco era tan cruel como para desentenderse de Sunoo ahora que estaba ebrio.

Después de todo, era su cita, y debía cuidarlo aunque le cayera mal.

Mientras Sunoo reía junto con Jay, la música cambió de forma un poco drástica, pues de un ritmo disco común, pasó a una canción movida de Queen. Sunghoon la reconoció al instante, pero no creyó que el rubio la fuera a ubicar también, ni mucho menos a ponerse de pie para bailar.

—¡Amo ésa canción, vamos a la pista anda!—jaló del brazo a Sunghoon sonriendo abiertamente.

—¿Qué?, no, ni en sueños.—intentó negarse, pero acabó cediendo después de recibir una mirada amenazante de Heeseung a metros de distancia.

Falling For You || SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora