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¡Kilian! por favor señorito lo necesitamos aquí en la tierra y no pensando en las galaxias-  expresa la profesora de Kilian muy enfurecida.

Me podría decir cuáles fueron las primeras causas de la destrucción de las torres gemelas - preguntó la profesora con una amplía sonrisa en sus labios sabiendo que esa pregunta no sería respondida por el joven, que desde que se adentro al salón de clases no le estaba prestando la más mínima atención posible.

¿ Eh de que habla ? - exclamó Kilian.

¿ Cómo ? No sabe de qué estoy hablando señorito, ahora si estás en graves problemas - exclamó la profesora más furiosa aún.

Ya horas después de haber terminado con sus jornadas diarias de clases Kilian como era costumbre para el recostarse debajo de un árbol que se ubicaba justo en el centro del parque frente de su colegio a esperar por su único amigo y así ir camino a casa.

En realidad Kilian no era de tener muchos amigos, era una persona bastante fría y de pocos sentimientos, bastante solitario pero a la vez solo se sentía bien junto a su amigo Lucas, el cual había conocido justo cuando fue transferido a aquel colegio después del terrible accidente que ocasionará los cambios en la personalidad de Kilian.

Al contrario de Kilian, Lucas era un muchacho agradable, carismático y muy buen estudiante, se pudiera decir que el único amigo de Kilian desde que fue transferido a aquel colegio o bueno....el lo consideraba su amigo, desde el día que Kilian decidió contarle lo que había ocurrido con su padre aquella noche, Lucas entendió que era su deber apoyarlo y no dejarlo solo en ningún momento

- ¡ Hey ! Ahí estas, sabes llevo horas buscándote por todo el maldito colegio - exclama su amigo un poco exaltado y fatigado después de andar por un rato tras Kilian

- No siempre puedes escapar de la realidad y encerrarte en tu burbuja Kilian, si sigues así suspenderán el año - le reclama su amigo está vez con un tono un poco más duro

- y...¿Que rayos quieres que haga? mejor no me respondas y vuelve a tus clases, corre corre no llegues tarde - hablo Kilian en un tono de voz un poco molesto y luego de dicha aquellas palabras se puso en pie y se dispuso a caminar hacia lo que era la calle que lo guiaba de camino a casa

- a donde vas? No piensas regresar a clases tu también - dijo su amigo levantándose rápidamente del pasto y incorporándose a la par de Kilian

- iré a mi casa ugsh y no hace falta que me persigas, no eres mi perro - afirmó Kilian caminando aún más rápido y colocándose la capucha de su abrigo

Kilian estaba a tan solo unos días de su cumpleaños número 18, otro cumpleaños más en el que no estaría presente su padre, a lo mejor todo cambio en Kilian cuando se enteró de que su padre había fallecido en un accidente automovilístico. En su mente solo quedaban recuerdos de lo feliz que era estando junto a su padre, pero ahora ya nada de eso estaba presente solo quedaba el remordimiento y la basta culpabilidad hacia su madre por la muerte de su padre.

En parte Kilian trataba de estar lo más alejado posible de su madre y de su casa, por lo e siempre después de clases se quedaba barando y deambulando por las calles hasta el anochecer.

Kilian se sentía atrapado en un ciclo de soledad y nostalgia. Cada día, el eco de su risa infantil junto a su padre resonaba en su mente, un recordatorio constante de lo que había perdido. La vida en casa se había vuelto una rutina monótona, donde las conversaciones con su madre eran escasas y superficiales, limitadas a lo necesario. La ausencia de su padre había dejado un vacío que ambos parecían intentar llenar con trabajo y distracciones, pero que solo lograba profundizar la distancia entre ellos.

Ya eran las 7:50 de la noche cuando se dispuso ir a casa ya que su estómago estaba reclamando alimentos y su cuerpo una relajante ducha de agua caliente.

En el colegio o la casa, en ambas partes Kilian se sentía solitario ya que su madre después de quedarse viuda tuvo que hacer más horas en el trabajo para poder mantenerse tanto a ella como a Kilian, siempre estaba de viajes y cuando estaba en casa, casi no prestaba atención a Kilian en lo absoluto en su mente solo existía una acción y era trabajar.

Quizás a Kilian le faltaba un poco de afecto maternal, el sentir a su madre a su lado preocupada por como hiban sus calificaciones en el colegio o simplemente pasar una tarde viendo una matine de películas de terror sentados en el suelo de la sala juntos los dos, a lo mejor solo necesitaba que su madre estuviera ahí para contarle cómo se sentía, al menos eso pensaba él.

Al llegar a casa, Kilian dejó caer su mochila en el suelo del pasillo y se dirigió a la cocina. El aire era frío y la luz tenue, como si la casa misma reflejara su estado emocional. Miró la nevera, vacía de afecto y llena de comida rápida, y suspiró. Preparó un sándwich rápidamente y se sentó en la mesa, comiendo en silencio mientras pensaba en Lucas. Su amigo era como un rayo de sol en su vida nublada, pero incluso esa luz parecía desvanecerse a veces.

Mientras masticaba, recordó la conversación que había tenido con Lucas esa tarde. Su amigo siempre intentaba sacarlo de su burbuja, pero Kilian no estaba seguro de querer salir. La realidad era dolorosa y complicada. La idea de enfrentar sus sentimientos lo aterraba, y prefería mantener la distancia.

Después de terminar su comida, se dirigió a su habitación. Las paredes estaban decoradas con posters de galaxias y estrellas; un reflejo de su deseo de escapar a lugares lejanos, donde no existieran el dolor ni las responsabilidades. Se dejó caer sobre la cama y miró al techo, pensando en cómo sería su vida si su padre estuviera allí.

¿Sería diferente?

¿Tendría una relación más cercana con su madre?

El sonido del teléfono interrumpió sus pensamientos. Era un mensaje de Lucas:
¿Te parece si mañana vamos al cine? Necesitamos una escapada.

Kilian dudó. Parte de él quería decir que sí, pero otra parte lo retenía. La idea de salir y socializar lo agobiaba, pero también anhelaba esa conexión humana que parecía estar perdiendo.

Finalmente, decidió responder: Está bien, pero solo por esta vez.

Su corazón se sintió un poco más ligero al enviar el mensaje. Quizás no todo estaba perdido. Quizás podría encontrar consuelo en la compañía de su amigo, aunque fuera solo por un par de horas.

Esa noche, mientras se preparaba para dormir, Kilian sintió una pequeña chispa de esperanza. Tal vez era hora de abrirse un poco más, de permitir que Lucas entrara un poco más en su mundo. Después de todo, no estaba solo en esto; tenía a alguien que se preocupaba por él. Y eso, aunque fuera un pequeño paso, era un comienzo.

Más que amigos [ En Proceso ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora