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La noticia llegó de forma inesperada, como un rayo de sol en un día gris. Lucas estaba sentado en el sofá, con la mirada perdida en el cielo, cuando su teléfono vibró. Era un correo electrónico del colegio de fotografía en Nueva York, el colegio de sus sueños.

Con el corazón latiéndole con fuerza, abrió el correo. Las palabras que leyó lo dejaron sin aliento: "Felicitaciones, Lucas. Nos complace informarle que ha sido seleccionado para recibir una beca completa en nuestro programa de fotografía..."

Un grito de alegría escapó de sus labios, seguido de una serie de saltos y vueltas por la sala. Kilian, que estaba en la cocina preparando la cena, salió corriendo al escuchar el alboroto. "¿Qué pasa, Lucas? ¿Qué te ocurre?"

Lucas, con la cara radiante, le mostró el correo electrónico a Kilian. "¡Kilian! ¡He conseguido la beca! ¡Me voy a Nueva York!"

Kilian, con los ojos llenos de sorpresa y alegría, lo abrazó con fuerza. "¿En serio? ¡Eso es increíble! ¡Siempre supiste que podrías conseguirlo!"

La alegría de Lucas era contagiosa. La noticia resonó en la casa como una canción de esperanza. Kilian, a pesar de la emoción, sintió un nudo en la garganta. "Lucas, esto es maravilloso. Estoy tan feliz por ti. Pero... ¿qué pasará con nosotros?"

Lucas, al notar el tono de tristeza en la voz de Kilian, le tomó la mano con ternura. "Kilian, no te preocupes. Esto no cambia nada. Te quiero mucho y quiero estar contigo. Siempre."

En ese momento, la madre de Kilian entró en la sala, atraída por el alboroto. "¿Qué pasa? ¿Qué ocurre? ¿Qué es tan emocionante?"

Kilian y Lucas, con una sonrisa radiante, le contaron la noticia. La madre de Kilian, a pesar de la sorpresa, sintió un poco de nostalgia al pensar en la partida de Lucas. Había llegado a quererlo como a un hijo, a apreciar su sensibilidad y su cariño.

"Lucas, esto es maravilloso", dijo la madre de Kilian, con una sonrisa. "Siempre has tenido un talento especial. Siempre he sabido que llegarías muy lejos. Pero... ¿qué pasará con Kilian? ¿Y qué pasará contigo?"

Lucas, con una mirada firme, le respondió: "Kilian y yo siempre estaremos unidos, independientemente de la distancia. Y yo, señora, siempre tendré un espacio en mi corazón para ustedes dos."

La madre de Kilian sintió un nudo en la garganta. Era como si Lucas, con sus palabras, hubiera respondido a todas sus dudas, a todos sus miedos. En ese momento, comprendió que el amor verdadero podía superar cualquier obstáculo, cualquier distancia.

"Lucas, te deseo toda la suerte del mundo en Nueva York", dijo la madre de Kilian, con una sonrisa. "Y recuerda, puedes contar con nosotros para lo que necesites. Siempre seremos tu familia."

Esa noche, Kilian y Lucas se acurrucaron en el sofá, hablando sobre el futuro, sobre los sueños, sobre el amor que los unía. Sabían que la distancia sería un desafío, pero su amor era más fuerte que cualquier barrera. Se prometieron que se escribirían, se llamarían, se visitarían, que lucharían por mantener viva la llama de su amor a pesar de la distancia.

Y en la quietud de la noche, con las estrellas brillando en el cielo, se sintieron agradecidos por la familia que habían encontrado, una familia formada por el amor, la comprensión y la esperanza de un futuro juntos.

Las semanas posteriores a la noticia de la beca fueron un torbellino de emociones para Kilian. La alegría por el éxito de Lucas se mezclaba con una profunda tristeza que se instalaba en su corazón como una sombra oscura. La idea de estar separado de Lucas por tanto tiempo le provocaba un nudo en la garganta que no se deshacía.

La casa, antes llena de risas y conversaciones animadas, se sentía vacía sin la presencia de Lucas. Kilian se pasaba horas mirando las fotos de ellos dos, recordando momentos felices, susurrando palabras de amor al vacío.

Más que amigos [ En Proceso ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora