02

65 13 0
                                    


La mañana del día siguiente llegó con un cielo despejado, lo que parecía un buen augurio para Kilian. Se despertó con un ligero cosquilleo de nerviosismo en el estómago.
A pesar de que había decidido salir con Lucas, la idea de socializar lo seguía inquietando.
Se duchó y se vistió con su camiseta favorita, un gesto casi simbólico de que estaba dispuesto a enfrentar el día.

Mientras desayunaba, su madre entró en la cocina. Ella lo miró con una mezcla de sorpresa y alegría al verlo preparado.

- ¿Tienes planes hoy?

preguntó, intentando romper el hielo. Kilian asintió, sintiendo que la conversación podría volverse incómoda rápidamente.

- Voy al cine con Lucas  Respondió, evitando su mirada.

- Eso suena divertido - dijo ella con una sonrisa forzada.

- Me alegra que salgas un poco. Últimamente te he visto muy encerrado en ti mismo.

Kilian sintió una punzada de culpa. Sabía que su madre también estaba lidiando con su dolor, pero no sabía cómo ayudarla.

- Sí, solo... necesito un poco de aire fresco

contestó, y se apresuró a salir antes de que la conversación se tornara más profunda.

Cuando llegó al cine, Lucas ya lo estaba esperando en la entrada, con una gran sonrisa en su rostro.

"¡Hey! ¡Estás a tiempo!", exclamó, dándole un ligero golpe en el hombro. Kilian sonrió de vuelta, sintiéndose un poco más relajado.

La película era una aventura épica llena de acción y risas, y durante un par de horas, Kilian logró desconectarse de sus pensamientos oscuros. Se rió con las ocurrencias de los personajes y disfrutó de las palomitas que compartieron.
Sin embargo, a medida que avanzaba la trama, su mente seguía divagando hacia su vida real.

Al salir del cine, Lucas sugirió ir a una cafetería cercana.

- Necesitamos hablar sobre algo más que películas

dijo mientras caminaban. Kilian sintió una mezcla de ansiedad y gratitud; sabía que Lucas estaba tratando de ser un buen amigo.

Se sentaron en una mesa junto a la ventana, y Lucas pidió dos cafés.
- ¿Qué tal te va realmente?

preguntó, mirándolo a los ojos.

- No me engañes con respuestas cortas.

Kilian se sintió expuesto, como si Lucas hubiera desnudado sus defensas con esa pregunta. Miró por la ventana, observando a la gente pasar.

- No lo sé, Lucas. A veces me siento como si estuviera atrapado en un túnel oscuro y no veo la luz al final.

Lucas asintió con comprensión.

- Lo entiendo. Todos tenemos momentos así. Pero no tienes que enfrentarlo solo. Estoy aquí para ti.

Kilian sintió una oleada de emociones. Las palabras de su amigo eran un bálsamo para su alma herida.

- Gracias, murmuró. A veces creo que estoy decepcionando a mi madre y a mí mismo.

- No estás decepcionando a nadie

Respondió Lucas con firmeza.

- La vida es complicada y está bien sentirse perdido. Lo importante es seguir avanzando, aunque sea un paso pequeño.

Esa conversación se convirtió en un punto de inflexión para Kilian. Compartieron risas y recuerdos, pero también hablaron de sus miedos y anhelos. Al final del día, Kilian se sintió más ligero, como si una parte del peso que llevaba sobre sus hombros se hubiera desvanecido.

Más que amigos [ En Proceso ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora