063; dile a mamá.

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"Dile a mamá ... "

— Todos han vuelto... — Hagoromo informó mientras levitaba frente a ellos. — Los otros kages y yo usamos el justu de invocación.

— Bienvenidos, hijos. — sin querer que sucediera, un nudo se formó en su garganta.

Por primera vez tenía el placer de escuchar a su padre murmurar aquello.

El vacío todavía era presente en su estómago, se preguntó a sí misma si tenerlo de vuelta arreglaría todo.

Así era, a sus lados había "almas" literalmente. Cuerpos que dejaban ver a través de si, brillaban en color azul como lo harían los fantasmas de los cuentos de hadas.

La menor de todos pudo reconocer varios rostros por sus bastos conocimientos del mundo ninja.

— He llamado a estos Kages legendarios de la tierra de la pureza para que nos ayudaran. — la mirada de aquel hombre se fijó en los cuatro adolescentes uno a uno. — Naruto, Jin, Sasuke, Tsuki y compañía. Gracias por salvar al mundo.

Hatake observó la escena sin entender muy bien quien era el señor y porque sus alumnos lo conocían.

— ¿Quién es él? — preguntó por pura curiosidad.

— Soy Ootsusuki Hagoromo. Muchos me conocen como "El sabio de los seis caminos".

De inmediato el platinado hizo una diminuta reverencia en señal de respeto.

— Con que así acaba todo...Invocar a los kages anteriores y traernos de la otra dimensión junto con los Bijuu. Usted es el único que podría hacer un milagro como este.

— ¿Tú eres Hatake Kakashi?

El adulto se puso recto al instante. — ¡Si!

— Hiciste un buen trabajo dirigiendo al grupo y sellando a mi madre. Eso sí que fue un milagro.

— No. En realidad, no hice mucho. Todo fue gracias a ellos y a muchos de mis compañeros. Y a la ayuda que me prestó un viejo amigo.

— Por eso digo que los dirigiste muy bien. Cumpliste tu misión como maestro de los cuatro y amigo de Obito a pesar de tu confusión. Si no, nunca hubieran podido detener a mi madre.

Tras un minúsculo silencio, Naruto puso su atención en otra parte, aquel zorro gigante.

— ¡Oe, Kurama! ¿¡Me extrañaste?! ¡Yo a ti un montón!
Su gemela rodó los ojos caminando tras él para reunirse con el Bijuu que ambos compartían.

La conversación continuó por varios minutos en los que Hagoromo continuaba soltando halagos al azar para cualquiera de los miembros del equipo 7.

— ¡No grites! ¡No te extrañaba ni una pizca! — el zorro mintió por la vergüenza que le generaba decir la verdad frente a las demás bestias con cola. — ¡Y además tu tenías la otra mitad de mí!

Son Goku soltó múltiples risas al igual que Hagoromo.

— Fíjense en lo enojado y apenado que esta Kurama. — el sabio le dijo al par de azabaches y su maestro. — Pero esto es justo lo que soñaba, la aparición de un ninja que hiciera que lo Bijuu nos ayudaran por voluntad propia.

Las alarmas de cada Uzumaki se activaron, dejaron su pequeña charla con el zorro para de inmediato prestarle atención al Ootstuki.

Minato los miró desde la otra punta del lugar con entendimiento, no los obligaría a despedirse. Pero Jin corrió hasta a él siendo consiente de que Naruto no la dejaría despedirse si llegaba al último.

— Pa... — susurró. — Se siente raro decirle a alguien así, es... Raro pero lindo.

El rubio creyó que podría manejarlo, que podría despedirse de su... Mierda, solo había ensayado su despedida frente a Naruto.

Su corazón se llenaba de tristeza al ver a su hija así, era tiernamente igual a Kushina antes de romper en llanto.

— Jin... Estoy orgulloso de ti. — alcanzó a balbucear sintiendo que las palabras no podrían escapar de su garganta.

Un nudo se formó en el estómago de la joven, todo su cuerpo se removió por ello, cuatro palabras eran todo lo que había necesitado durante su infancia y adolescencia.

Sus labios temblaron quedándose en completo silencio, escuchó sollozos al fondo, miró por encima de su hombro a Tsuki quien se aferraba a Kakashi.

Pronto, Naruto se colocó frente a su padre.

Él también se sentía débil y no físicamente. Quiso recibir apoyo de su hermana, pero entendió que ella estaría igual o peor.

— Hay algo que quiero decirles a ambos. — el silencio reinó por un momento. — Feliz cumpleaños.

Justo, el sol empezó a descubrirse en el cielo dándole inicio al dia.

— Te has hecho todo un hombre, Naruto. Y tú eres la mujer mas valiente que he visto, Jin.

Sin evitarlo mas, ella se echó a llorar en el pecho de papá, la vulnerabilidad se aprovechó pero toda su vida había soñado con ello.

Naruto contuvo la calma, por el momento. — Gracias. — susurró con la mirada fija en su hermana.

— No somos de este mundo, así que no podemos quedarnos. Tenemos que despedirnos.

La luz iluminó a Namikaze indicando que desaparecería pronto. Se sintió jodidamente mal por ver a sus hijos en ese estado.

— Se lo contaré todo a Kushina. — prometió.

Poco a poco, su piel empezó a volverse pedazos de papel que querían volar por el aire.

El rubio menor fingió una sonrisa. — Dile que me va muy bien y que como mucho. Que no soy quisquilloso con la comida, que como miso y salsa de soja con el tonkotsuu y que no solo como ramen. — su tono alegre comenzaba a desaparecer. — Me baño casi todos los días, a veces voy a las aguas termales, aunque dicen que asi se bañan los cuervos. ¡Además tenemos muchos amigos! Y todos son muy buenas personas. En los estudios no me va del todo bien, nee-chan es mucho mejor que yo.

Jin limpió sus lagrimas para poder consolar a su hermano creyendo que el estaba asumiendo toda la carga.

— Siempre escucho todo lo que me dicen Kakashi-sensei y el tercer hokage y los respeto mucho. Se los puedes preguntar porque están aquí mismo. Sobre las tres prohibiciones ninja... Aprendimos un montón cuando estuvimos con ero-sennin dattebayo. Aunque él no las cumplía, él es el mejor de los sanin y por eso lo respeto mucho.

Los ojos de Minato se volvieron vidriosos, jamás se había sentido tan feliz y triste a la vez.

— Nee-chan y yo acabamos de cumplir lo diecisiete, no sabemos nada de alcohol. Mamá dijo que debía buscar una chica como ella y creo que la encontré porque me enamoré de la mejor chica del mundo.

Una gota de agua salada bajó por su mejilla.

— ¡Puede que no vaya todo tan bien como dijo mamá! ¡Pero me esfuerzo mucho! — él dijo, con la voz totalmente quebrada. — ¡Tengo un sueño! ¡Quiero se hokage como tú, papa! ¡Incluso mejor! ¡Juro que lo sere!

A esas alturas, Jin solo abrazaba partículas de su padre.

— ¡Asi que dile a mamá que estamos bien! ¡Dile que no se preocupe! ¡Nee-chan cuida bien de mí y yo de ella!

El alma de Minato se elevó por los aires en dirección al cielo.

— ¡Pero sobre todo! — la rubia habló. — ¡Dile a mamá que Naruto y yo estamos orgullosos de que ustedes sean nuestros padres! — sin estar segura de lo que podría soltar, Jin simplemente dejó salir las palabras. — ¡Papá, te quiero, muchísimo! ¡Dile eso a mamá! ¡Dile que los queremos como no pueden imaginar!

El Namikaze asintió antes de desaparecer. — Entiendo, se lo contaré todo.

Así pues... Ambos gemelos encontraron consuelo en el otro, llorando juntos como tantas veces hicieron en su infancia.

𝐌𝐄𝐃𝐈𝐀 𝐋𝐔𝐍𝐀 - Uchiha Sasuke. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora