Sofia
Siento la tensión en el aire mientras nos reímos de los comentarios de Cami. A pesar del ambiente relajado, no puedo evitar notar la mirada de Bruno, que sigue clavada en mí. Decido cambiar de tema rápidamente antes de que la situación se ponga incómoda.
—¿Qué les parece si tomamos un descanso? —sugiero—. Puedo traer unas bebidas frescas.
—Buena idea —responde Santino, soltando un suspiro y alejando la mirada de Bruno.
Mientras me dirijo a la cocina, siento la mirada de Bruno seguirme. Al llegar, comienzo a preparar unas limonadas, tratando de no pensar demasiado en lo que su expresión podría significar. Justo cuando estoy terminando, siento una presencia a mis espaldas. Me giro y veo a Bruno en la puerta.
—¿Necesitas ayuda? —pregunta con una voz tensa.
—Estoy bien, gracias —respondo, intentando mantener la calma—. Solo estoy terminando aquí.
Bruno entra en la cocina y cierra la puerta detrás de él, su expresión seria.
—¿Qué diablos fue eso? —pregunta, su tono brusco y directo.
—¿Qué? —respondo, sorprendida por su agresividad.
—Tú y Santino, tan cercanos —dice, sus ojos brillando de rabia—. No me gusta verlo tocándote de esa manera.
—Bruno, solo estábamos jugando —le digo, tratando de calmar la situación.
—No me importa si estaban jugando o no —replica, alzando la voz—. No quiero verlo cerca de ti.
—No es tu decisión, Bruno —respondo, sintiendo mi propia rabia empezar a hervir—. Somos adultos y solo estábamos divirtiéndonos.
—No me importa, Sofía. No quiero ese tipo de comportamiento delante de mi hijo —dice con dureza—. No necesito que vea a una mujer comportándose de esa manera.
Sus palabras me hieren profundamente. No puedo creer que esté hablando así.
—¿Qué se supone que significa eso? —pregunto, tratando de mantener la compostura.
—Significa que quiero que te comportes con más decoro —responde fríamente—. No quiero que Dante vea esas cosas y piense que son aceptables.
—Estás siendo ridículo, Bruno. Dante solo estaba jugando con nosotros.
—No me importa lo que pienses. En mi casa, se siguen mis reglas. Y si no te gusta, tal vez deberías reconsiderar tu presencia aquí —dice, sus palabras llenas de veneno.
Me quedo sin palabras, incapaz de creer lo que estoy escuchando. La tensión en la habitación es palpable, y por un momento, solo puedo mirarlo, sintiendo una mezcla de dolor y rabia.
—No te preocupes que después de esta noche no me volverá ver—digo firmemente, con voz llena de rabia—. Y ser el dueño de esta casa no le da derecho de tratarme de la forma en lo hizo, Señor Rossi —digo
Tomo una respiración profunda, agarrando las bebidas, y salgo de la cocina. Mientras camino de vuelta al patio, las palabras de Bruno resuenan en mi mente, y no puedo evitar sentir que algo se ha roto entre nosotros.
Llego a donde están los chicos y dejo las bebidas en la mesa, sintiendo un leve alivio al soltar el peso. Me dejo caer en la silla que está al lado de Cami, tratando de disimular mi cansancio. Ella me mira con curiosidad y preocupación en los ojos.
—¿Todo bien? —susurra, inclinándose ligeramente hacia mí.
"No, la verdad es que tu hermano me acaba de tratar como una puta", pienso con amargura, pero sé que no puedo decirle eso. Generaría problemas entre ellos, y lo último que quiero es que Cami se distancie de Bruno, especialmente ahora que han comenzado a convivir más y a estrechar sus lazos.

ESTÁS LEYENDO
Dulce Mentira
RomanceSofia Fernandez una chica que viaja por el mundo conociendo la gastronomia de estos ya que sueña con tener una pasteleria donde pueda ofrezer postres de cada cultura, unos de esos viajes la llevan a Italia donde conoce a un imponente hombre que le...