• Capítulo Siete

16 4 0
                                    

Otra semana pasó y Louis estaba en las nubes. Sentía que por fin pertenecía a un lugar, y aunque a veces le parecía que todo había sucedido tan rápido, lo sentía correcto. Todos en la manada habían sido amables con él, lo que le hacía sentir acogido y valorado. Incluso Harry, que solía ser ceñudo, brusco e intratable con los demás, mostraba una faceta más flexible y amable cuando Louis estaba cerca. Su ceño desaparecía y sus gestos se suavizaban, revelando un lado tierno que sólo Louis parecía conocer.

Una mañana, Louis decidió que necesitaba salir. Había algo en el aire fresco del mercado que le llamaba, así que se armó de valor y se acercó a Harry, quien estaba afilando un cuchillo en la cocina.

—Harry, estaba pensando... —empezó Louis, titubeando un poco—. ¿Podríamos ir al mercado hoy? Emily me dijo que necesitaba comprar algunas cosas, y pensé que sería una buena oportunidad para salir.

Harry levantó la mirada, su ceño fruncido suavizándose un poco al ver la expresión entusiasta de Louis.

— ¿Estás seguro de que quieres ir? —preguntó Harry, todavía con un poco de duda en su voz—. Podría ser peligroso.

—Sí, estoy seguro. Estaré con Emily y Dalton. —Louis sonrió, tratando de transmitir confianza—. Además, desde que estoy en el rancho no he ido a la ciudad. Me vendría bien un cambio de aire y paisaje.

Harry suspiró, pero finalmente, asintió.

—Está bien. Pero ten cuidado. Y no te separes de Emily y Dalton, ¿entendido?

Louis, aliviado, se acercó y le dio un beso en los labios.

—Gracias, Harry. Prometo que estaremos bien.

Poco después, Louis fue a buscar a Emily, quien estaba en el patio trasero, discutiendo algo con Dalton.

— ¡Emily! —llamó Louis, agitando la mano—. ¿Estás lista para ir al mercado?

Emily sonrió y asintió.

—Claro que sí.

Con todos listos, se subieron a la camioneta y emprendieron el corto trayecto de diez minutos hacia la ciudad. Durante el viaje, el ambiente era relajado. Dalton, que estaba conduciendo, bromeaba con Emily, mientras Louis observaba el paisaje, disfrutando de la sensación de libertad.

—Louis, ¿has pensado en conseguir algo especial hoy? —preguntó Dalton, mirándolo por el retrovisor.

—Sí, necesito ropa de mi talla. Aunque me encanta usar algunas prendas de Harry, realmente necesito algo que me quede bien —contestó Louis con una sonrisa.

Emily rió suavemente. —Entiendo perfectamente. A veces usar la ropa de alguien más puede ser cómodo, pero nada se compara con tener algo que te queda perfecto. El mercado siempre tiene algo especial —añadió Emily—. Es un lugar vibrante, lleno de vida. Creo que te gustará.

Al llegar al mercado, Louis se dedicó a comprar lo necesario en el supermercado y, de paso, buscó algo de ropa para él.

—Mira estos jeans, Louis. Creo que te quedarían muy bien —dijo Emily, sosteniendo un par.

—Sí, parecen de mi talla. ¡Gracias! —respondió Louis, tomándolos para probárselos.

Louis sonrió, satisfecho. Pasaron el resto de la mañana entre risas y conversaciones ligeras, disfrutando del bullicio del mercado.

—Mira estos zapatos —dijo Emily, señalando un par de botas en una tienda cercana—. Creo que te quedarían bien con esos jeans.

—Tienes razón —Louis las tomó y se las probó—. Me gustan. Las llevaré.

Bajo el Cielo de WyomingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora