—Esto está increíble —dijo TN mientras miraba un cuadro de una pintura que él hizo —pero el problema es que no tengo el dinero para hacerlo.
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Tn un suspiro; necesitaba una forma de conseguir dinero y rápido. Pensó en todas las formas hasta que se le vino en la mente robar una tienda, pero recordó la imagen de su padre que perturbaba su memoria.
—No, debo buscar una forma de conseguirla, pero que sea legal —dijo este con una sonrisa. No importaba lo que pasaba, siempre estaba la imagen de ese hombre que le crio protegiéndolo de tomar un mal camino.
De la ventana, un pedazo de periódico se metió en la habitación siendo guiado por el viento. Eso llamó la atención de TN, ya que mostraba una imagen donde dos luchadores usando vestimentas exóticas se enfrentaban en un ring. Abajo decía un premio de 2000 dólares por participar y 5000 por ganar.
Tn agarró la hoja para luego mirar su mano; tenía una idea en proceso.
—Tal vez no sea legal, pero no es robar —dijo este mientras guardaba la hoja del periódico en uno de sus bolsillos, pero antes tenía que crear un prototipo. No iba a hacer su traje final, pero serviría para esconder sus rostro y lo crearía a base de ropa vieja.
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—Según el periódico, aquí va a ser la pelea —dijo TN saltando desde la terraza a un callejón sin salida—esto no parece una zona de combates. Inspeccionó el lugar y lo único que había era una puerta de metal.
Tn se acercó, tocó dos veces no tan seguro. La puerta se abrió un poco, dejando ver un solo ojo con pupila amarilla.
— ¿contraseña?
—Cierto... no es zapato, conejo, perro y sofá —dijo mientras recordaba lo que le dijeron cuando llamó para luchar.
—¿Eres uno de los peleadores?
— si, soy el hombre araña
El señor solo dio un suplido para luego abrir la puerta por completo, dejando ver que era un hombre alto y gordo, calvo con su cuerpo lleno de tatuajes.
—Alístate, las peleas empezaran en menos de veinte minutos.
—Sí— fue lo único que dijo para luego entrar con una confianza renovada.
Entro en los camerinos y miro su traje con cierto asco, pero era lo mejor que pudo hacer en poco tiempo.
Se puso en la sala de espera, una habitación blanca que parecía la sala de un hospital, pero en vez de pacientes había miles de luchadores de lucha libre con trajes exóticos. Cada uno tenía un nombre que ellos mismos se inventaron, pero a tn no le importaba; solo se quedó sentado, mientras los demás se burlaban de su traje por ser el que parecía estar hecho por niños de kínder.
