Jade

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Con Viviana fuera de mi alcance y las responsabilidades de una ama de casa temporalmente olvidadas, decidí llevar mi diversión a un entorno completamente nuevo. El anillo en mi dedo parecía brillar con una promesa de posibilidades ilimitadas, y sabía exactamente dónde podría aprovechar al máximo sus poderes: la escuela.

Me encontré caminando por los pasillos de mi escuela, observando a los estudiantes mientras se movían por sus rutinas diarias. Todo parecía normal, excepto por el secreto que llevaba en mi bolsillo, un anillo que me permitía poseer cuerpos ajenos. Mi corazón latía con fuerza mientras pensaba en todas las oportunidades que se presentaban ante mí.

Entonces, la vi. Jade. Ella era la chica que siempre había admirado desde la distancia, mi crush desde el primer día de clases. Este día tenía un estilo más atrevido que la hacía destacar más de lo normal. Llevaba una camiseta corta que dejaba al descubierto su abdomen plano y tonificado, unas medias hasta el muslo con rayas naranjas y negras que acentuaban sus piernas esbeltas y una falda corta que completaba su look rebelde. Su cabello castaño caía en suaves ondas alrededor de su rostro, y sus ojos brillaban con una mezcla de curiosidad y desdén. Se encontraba sentada en una silla de la sala de informática, se encontraba sola, normalmente no le hablaba por que no era bueno con las chicas y no quería causarle una mala impresión,y perder la oportunidad de tener algo con ella, pero hoy me sentía valiente.

 Se encontraba sentada en una silla de la sala de informática, se encontraba sola, normalmente no le hablaba por que no era bueno con las chicas y no quería causarle una mala impresión,y perder la oportunidad de tener algo con ella, pero hoy me se...

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Mi corazón latía con fuerza mientras me acercaba a ella con una sonrisa forzada. "Hola, Jade, ¿cómo estás?"

Ella levantó la vista, claramente desconcertada por mi presencia. "Eh, hola, ¿te conozco?" Su tono era frío y distante, y su mirada parecía atravesarme.

"Vamos en la misma clase, Jade." Ella me miró desconcertada y me examinó tratando de reconocerme, pero finalmente me recordó.

"Ahh, claro, eres el que se sienta en la esquina, ¿no?"

"Sí", dije sorprendido al saber lo desapercibido que pasé para ella. Jade era mi inspiración para ir cada día a la escuela, pero era evidente que yo para ella no significaba nada.

"Y bueno, ¿necesitas algo? Ehh... Oye, ¿me recuerdas tu nombre?"

"¿¡Cómo puede ser que ni siquiera sepa eso!?" Dije en mis adentros con enojo y creciente frustración. Intenté no hacerlo tan evidente y continué. "Bueno, yo, ehh... sabes, eso no es importante, Jade. Lo que quiero decirte es que..." En mis pensamientos, deseaba confesarle todo: "Me gustas, me gustas mucho, Jade. He estado enamorado de ti desde el primer día, siempre he querido acercarme a ti y hablarte, pero mi cobardía me lo impedía. Sé que esto puede sonar aterrador viniendo de un chico como yo, que para ti es casi un completo desconocido. No soy perfecto, tengo un sinfín de imperfecciones, pero si me dieras esta oportunidad de estar contigo, sería el hombre más feliz del mundo y a tu lado podría convertirme en el mejor hombre que hayas conocido." Sin embargo, de mi boca solo salió, "quiero decirte... quiero decirte... quiero decirte que... que... ehm... me gustan tus medias. Son muy... llamativas."

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