Hace mucho tiempo, muchos dioses reinaban con puño de hierro, pero siempre hubo humanos que se les opusieron, los cuales fueron cayendo poco a poco. Hasta que no quedo ninguno.
Pero apenas hace unos meses esos mismo guerreros tan valientes volvieron...
Kurumi: ¡Tengo hambre!-se desanimo mientras que su estomago rugía-
Kiyoshi: Esta bien-suspiro sacando algo de carne envuelta de su mochila-Toma. ¡Y es lo ultimo que te doy en todo el camino!-sentencio viendo seriamente a Kurumi-
Kurumi: Le quitas lo divertido a la vida-mordió la carne saboreando esta-
Kiyoshi: En un par de horas llegaremos al pueblo mas cercano. Ahí tomaremos una posada y pasaremos la noche-se estiro un poco tomando una bolsa de carne seca-(Supongo que también me dio hambre)-mordió el pedazo de carne seca saboreandolo-
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Bandido: Ya le dijimos señor. No sabemos de quien habla-escupió sangre asustándose al ver algunos dientes salir de su boca-
Adesh: ¿Estas seguro?-pregunto con una sonrisa-
Bandido: Ya se lo dije, por favor déjenos ir-se arrastro alejándose de Adesh-
Adesh: Entonces déjame confirmar si es verdad lo que dices-sonrio abriendo el ojo de su frente-
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Bandido: No, por favor... ¡¡¡NOOOOOOOOOOO!!!-grito siendo iluminado por un brillo morado-
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Kurumi se encontraba caminando con Kiyoshi, el cual tenia todo su atención en el mapa. Resultaba que a donde iba Kiyoshi, es el mismo lugar donde Kurumi tiene que encontrar la supuesta espada.
Kurumi: ¡Qué suerte que nuestros caminos se crucen! No sé cómo lo haría sin ti-dijo con una sonrisa pícara mientras terminaba su comida.
Kiyoshi: No es suerte... solo coincidencia-respondió sin despegar la mirada del mapa-Deberías estar más concentrada en la misión-
Kurumi: ¡Por supuesto que lo estoy! Solo me gusta disfrutar un poco del momento antes de encontrar esa espada mítica-dijo, guiñándole un ojo-
Mientras ambos seguían su camino, el ambiente comenzó a volverse extraño. El viento se detuvo, y un escalofrío recorrió la espalda de Kurumi.
Kurumi: Espera... ¿sientes eso?
Kiyoshi: ¿Qué cosa?
Kurumi se detuvo, su mirada se volvió seria de repente, como si estuviera escuchando algo que solo ella podía percibir.
Kiyoshi: ¿Kurumi?
Kurumi: Nos están observando... -susurró, poniéndose en guardia-
De entre las sombras del bosque apareció una figura encapuchada, caminando lentamente hacia ellos.
Kiyoshi: ¿Quién es ese?-preguntó, preparado para lo peor-
Kurumi lo reconoció de inmediato. Su corazón se aceleró al ver el brillo oscuro en la frente del extraño.
