Atardecer

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A veces, cuando Atsushi se sentaba con su mentor en una banca, a solas, no podía evitar notar como sus cabellos brillaban aún más con la luz del sol anaranjado colándose por entre ese mar de chocolate revuelto. También le daba curiosidad saber si era igual de sedoso a como se veía a simple vista.

Atsushi una vez lo intentó, cuando Dazai se decidió a recostar su cabeza en el regazo de su subordinado. Con la poca confianza que tenía, y la que le regaló Dazai, los dedos de Atsushi se aventuraron por entre la melena marrón, llevándose la sorpresa de que, efectivamente, el cabello de Dazai era demasiado suave y parecía estar bien cuidado.

Dazai reía encantado con cada palabra que decía Atsushi sobre su cabello, le encantaba escucharlo hablar, especialmente si estaba acostado sobre sus piernas.

Osamu había decidido nombrar los muslos de Atsushi como su lugar para tomar siestas, a lo cual Atsushi se negó, pero se terminó convenciendo de alguna forma.

No le importaba si estaban en una banca, a la luz del atardecer, Dazai siempre aprovechaba cada oportunidad para acostarse sobre él, ya sea en sus hombros o en sus piernas. Y cuando estaba medio dormido, Osamu tomaba esa oportunidad para brindarle un beso travieso en la mejilla roja de Nakajima, provocando graciosos chillidos de su parte.

-Dazai-san.

-¿Si?

Esa tarde, ambos se encontraban en la misma banca de siempre, sin tanta gente alrededor. Solo ellos dos en silencio.

Atsushi volteó a verlo, delineando el perfil de su mentor. Tragó pesado mientras una mano suya iba moviéndose sigilosamente en el espacio que había entre ellos.

-¿No se aburre de venir aquí siempre? Es decir...

-¿Si? A mi me encantan las puestas de sol, más si las comparto con mi persona favorita -en ese instante, Dazai volteó para conectar su mirada con la de Atsushi. Y en silencio, Osamu movió su mano hasta dejarla con suavidad sobre la de Nakajima. Dazai le sonrió con suavidad, levantó su mano libre y acarició la mejilla contraria, la cual estaba pintada de un bonito rosa pastel.

-¿De verdad?

-Por supuesto, no hay ninguna duda de eso.

El pulgar de Dazai se movió lento, trazando una línea invisible hasta la comisura del labio ajeno. Atsushi suspiró, mordiendo con nervios su labio inferior. Dazai vio esto como una oportunidad para capturar su boca entre la suya y la aprovechó.

Atsushi cerró sus ojos por inercia, ignorando que alguien pudiera identificarlos. Ahora solo eran él y Dazai, alumno y mentor, y tal vez algo mucho más allá de lo cordial.

-Atsushi-kun...

-¿Hmm?

Sus respiraciones parecían un poco agitadas al romper el beso, pero sus labios mostraban una sonrisa digna de admirar. Dazai acarició los blancos cabellos y la mejilla roja de paso. Atsushi cerró sus ojos, deleitándose por el tour del mayor.

-¿Quieres salir conmigo? Aunque eso rompe las reglas de salir con alguien del trabajo -Dazai soltó una risa nerviosa, poco común en él. Pegó su frente con la de Atsushi y esperó en silencio su respuesta.

-Me encantaría, pero no creo que nos digan algo.

-Tal vez mami Kunikida se moleste.

Ambos rieron, entrelazaron sus dedos y se volvieron a besar, esta vez un poco más intenso. Mientras la luz del atardecer bajaba, la luna y las estrellas estaban comenzando a hacer acto de presencia, dignos de ver semejante escena.

Cuando el segundo beso terminó, ambos se levantaron, y tomados de la mano se fueron caminando con la luna siguiéndonos y las estrellas brillando hermosas encima de la nueva parejita.

Mi elección eres tú [Dazatsu week 2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora