I. Ashes,

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Act 1.

dragons revenge
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Capítulo i. Cenizas

JACAERYS SUSPIRA VIENDO caer la inmensa lluvia, por alguna razón no puede dejar de sentirse inquieto, el clima en Rocadragón habia estado calmado, pero justo en la noche en la que su madre Rhaenyra tuvo que salir el clima se ha descontrolado en un...

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JACAERYS SUSPIRA VIENDO caer la inmensa lluvia, por alguna razón no puede dejar de sentirse inquieto, el clima en Rocadragón habia estado calmado, pero justo en la noche en la que su madre Rhaenyra tuvo que salir el clima se ha descontrolado en una fuerte tormenta.

Hacia años que vivian en Rocadragón, habia pasado tanto tiempo desde la ultima vez que volvieron a Desembarco del Rey, practicamente habia olvidado que tenia más familia fuera de la isla, sin embargo, todavía podía recordar varias cosas de su infancia en la fortaleza roja, una de ellas eran sus primos, Aemod, Daeron y especialmente el mayor ; Aegon, quien se había convertido en un omega, lo último que supo de él es que había contraído matrimonio con un Alfa de la casa Baratheon.

Tal vez si todavía fuera un niño estaría muy destrozado por aquella noticia, no obstante, ya había crecido combirtiendose en un Alfa, y desde aquella noche en Marcaderiva nada volvió a ser igual.

Empezando por el hecho de que su padre Laenor Velaryon había fallecido.

Su madre sin falta salía cada ultima luna del mes, siempre por las noches, y nunca decia a dondé iba, Jacaerys intento preguntar pero su madre siempre cambiaba de tema, aún así siempre volvia antes del amanecer, pero esta vez todo era diferente, podia deducir que faltaba poco menos de una hora para que amaneciera, y su madre no daba señales de volver.

— ¿Aún no ha vuelto? — La voz dulce de su hermano Lucerys se hizo presente —. Ha tardado demasiado.

Jacaerys observó el rostro preocupado de su hermano Omega, tenía ojeras al igual que él, y la angustia los estaba consumiendo.

— ¿Joffrey sigue durmiendo?

— Si, al menos él logro dormir algo.

— Iré a buscarla — soltó determinado Jacaerys.

— Esta lloviendo, puede ser peligroso viajar en Vermax — Dijo Lucerys alarmado, observando como su hermano ya tenía su ropa de montar puesta.

— Por eso mismo debo ir a buscarla, Syrax no es de volar con mal clima —Mencionó impaciente —. Tal vez madre se esté refugiando de la lluvia.

Eso era lo más extraño, la lluvia seguía callendo a borbotones, Syrax era un dragón muy mimado al cual no le gustaba volar con mal clima, si estaba en lo correcto tal vez su madre Rhaenyra se encontraba en alguna cueva protegiondose de la lluvia junto a Syrax.

— Déjame acompañarte — Lucerys tomó de los hombros a su hermano.

— No, iré yo solo —Se negó rápidamente.

Jacaerys sabía que Luke le temía a las tormentas, él Omega siempre tenía el sueño de morir mientras volaba en su dragón en una noche lluviosa.

— Espera aquí y cuida de Joffrey.

Fue lo único que dijo el príncipe para después retirarse con prisa en busca de Vermax.

Cuando todo estuvo listo, con determinación él príncipe Jacaerys subió a su dragón, Vermax rugió en señal de estar listo para llevar a su jinete a dónde sea que se lo pidiera.

— ¡Soves Vermax! —ordenó el Príncipe Jacaerys y el dragón extendió sus alas comenzando el vuelo.

El príncipe Jacaerys iba en busca de su madre, al igual que su dragón quien iba en busca de Syrax.

Después de una hora la lluvia había cesado, el clima aún era nublado y el frío pronunciado, Jacaerys intento ignorar el malestar que sentía por todo su cuerpo, Vermax iba a toda velocidad y el frío calaba sus huesos, además que el pecho le ardía, por alguna razón presentía que algo iba mal.

Supo que tuvo razón cuando se percato que en una pequeña isla un grupo de pescadores estaba reuniendose sobre algo, decendio un poco hacia abajo para poder percatarse de que se trataba pero, los pescadores cada vez hacían más montón, el malestar en su pecho incremento, y rápidamente le dio la orden a Vermax de aterrizar en la isla.

— ¡Dragón! — Gritan los pescadores asustados, y con velocidad huyen.

Sin cuidado y con algo de agresividad él príncipe Alfa baja de su dragón. Puede escuchar a Vermax rugir, y por alguna extraña razón siente su cuerpo temblar a medida que se acerca al lugar dónde antes los pescadores estaban reunidos en multitud.

Su respiración se detiene por cada paso que da, sus manos sudan y un dolor profundo se incrusta en su pecho cuando puede visualizar la capa de su madre, con desesperación corre hacia ella, y cuando por fin logra ver todo con claridad, cae derrumbado en la arena.

El aire no llega a sus pulmones, su corazón deja de latir por un momento, su rostro se contrae en una mueca de dolor, y sus lágrimas comienzan a caer de forma abundante.

La imagen que tiene delante suyo es algo que no puede asimilar, el cuerpo de su madre yace sin vida en aquella playa, su vida entera tiene los ojos cerrados, su mundo ya no respira y la razón de su existencia a dejado la tierra.

— Mamá... — Susurra con miedo, mientras qué con sus manos temblorosas toma el rostro de su madre.

Sus lagrimas caen, y espera con dolor alguna respuesta, desea con todo su corazón que la princesa se levante, y le diga que todo esta bien, pero nada, lo único que puede visualizar es un cuerpo sin pulso, sin vida.

—Madre ¿Por qué no despiertas?
— Jacaerys lleva una de sus manos al rostro de Rhaenyra, limpia con dificultad el rostro lleno de arena de la princesa—. No puedes irte y dejarnos.

Mientras suplica, lleva a su madre hasta su pecho en un fuerte abrazo, un abrazo qué trasmite dolor, temor y sobre todo amor, se niega a aceptarlo pero cuando siente la piel fria de aquel cuerpo sin vida, él sabe que será la última vez que abrace a su madre.

Los pescadores que permanecen escondidos no pueden evitar derramar lágrimas, la escena es desgarradora, en la pequeña isla solo se puede escuchar el llanto del príncipe, sus gritos de dolor y los sollozos escalofriantes.

— No te preocupes — susurró el príncipe en el oído de su madre, como si el cadáver todavía pudiera escucharlo—. Cuidare bien de mis hermanos, yo los voy a proteger, nadie nunca les hará daño —Jacaerys se separó un poco, solo para poder volver a ver el rostro de su madre, para después dejar un beso en su frente—. Juro que vengare tu muerte, encontrare a quien te hizo esto, haré de su vida un infierno, quemare todo a su alrededor, su dolor será tan inmenso que ni siquiera la muerte podrá salvarlo. Lo juro mi reina.

Juro y sentenció el príncipe Jacaerys Velaryon, no descansaría hasta encontrar a los culpables de la muerte de su madre, acabaría con ellos, los llevaría hasta la perdición, y los consumiría tal cual cenizas.

𝗙𝗜𝗥𝗘 in the blood Donde viven las historias. Descúbrelo ahora