~ Junto a la fuente en la que un día jure, que jamás quería tanto a un hombre, rezo en silencio por tenerte otra vez, yo no sé si me ves, solo sé que jamás te olvidare ~
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Verlo tan vulnerable, verlo en ese estado era un shock para ella, ella no podía creer que aun a pesar de todo lo que sufrió y todo el tiempo que estuvo solo, una vez más aquella serpiente le pico y esta sería la última vez que lo haría, pues su veneno había por fin llegado hasta su corazón y ya no había nada que ella pudiera hacer, más que solo quedarse a su lado.
- se acabó - declaro Charlie mirando con seriedad a Lute
- saca de mi Reino a todas tus Exorcistas ¡AHORA! - exclamo Lucifer observando a Lute - ¿quieres? - dijo con una sonrisa serena
Lute solo observo al señor de las mentiras, ella no le tenía miedo, ella no le iba a mostrar debilidad al enemigo, ella es Lute la mano derecha de Adán y si debía de morir alado de su señor lo haría, ella nunca le tendría miedo a la oscuridad, nunca le temería a un ser impuro como lo era Lucifer, no ella pelearía por su señor, pero por, sobre todo, por el amor que ella le tenía.
Lucifer al ver que la Exorcista no se movía ni hacia algo más que abrazar el cuerpo sin vida de Adán, comenzó a fastidiarse, por lo que sin más remedio iba a tomar a Lute para acabar con su vida, total ya estaban en su Reino y por ahora el castigo que vendría no sería ahora.
Antes de poder tocar a la Exorcista una gran luz lo cegó, pero no solo eso, sino que también comenzó a lastimarlo, pero no solo a él sino también a su hija y cualquier pecador que estuviera cerca, con esfuerzo logro ver que, de aquella luz, una gran parte de los Potestades auxiliaban a las Exorcistas y acababan con los caníbales del área, estaba a punto de intervenir cuando una gran hoja lo tomo desprevenido, aquella hoja era de una guadaña y él sabía perfectamente de quien era esa arma.
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Los Pasos Del Alma
FanfictionCada paso, cada decisión tomada, cambia radicalmente el transcurso de nuestras historias, desde comer una manzana hasta ser el predilecto, pero lo que nadie sabe es que todos nuestros pasos lastiman nuestra Alma, pues . . . ES EL PESO DEL ALMA