ꜱᴇᴠᴇɴ

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𝐓𝐔𝐌𝐁𝐀 𝐕𝐀𝐂Í𝐀 𝐘 𝐓𝐄𝐍𝐒𝐈Ó𝐍 𝐒𝐄𝐗𝐔𝐀𝐋

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╰─►La sala se fundió en un gran silencio cuando la rusa entró a aquel lugar detrás de Alec. Ninguno confiaba en ella, excepto por Izzy. Las miradas de desconfianza y recelo se clavaron en Valeshka cómo puñales invisibles, haciendo más profundo el abismo entre ellos.

—¿Qué hace ella aquí? — Preguntó Jace, con un claro enojo, su voz cortando el aire tenso cómo una hoja afilada.

—¿Te recuerdo las órdenes de la Suma Inquisidora? Ella se enterará de esto y, si Ivanova no está a mi lado, significa que le fallé. — Respondió el arquero, tensando su mandíbula al terminar. — No voy a romper una promesa.

—Esto es ridículo. — Suspiró la castaña, para luego pasar sus ojos por todos. — ¿Me darían un resumen?

—Los vampiros secuestraron a mi amigo. — Dijo Clary, con evidente preocupación en su voz. — ¿Dónde está él? — Aquella pregunta iba dirigida a todos. — ¿En una cripta en Transilvania?

—¿Te guías por películas de niños para hablar de nuestro mundo? —Valeshka no pudo contener su rabia, su voz resonando con desprecio. — Los Shadowhunters no nos llevamos bien con la sangre demoníaca, pero estás hablando de algo que conoces hace unas horas, mientras nosotros vivimos con esto toda la vida. Esto en mi país es una falta de respeto.

—¿Solo vienes a fastidiar? — El rubio se metió, defendiendo a la pelirroja, sus ojos llameando con furia.

—¿La niña no sabe defenderse sola?

Jace dio un paso en dirección a la rusa, la cual dio dos más, desafiándolo con una mirada helada. En ese momento, el aire pareció electrizarse. El rubio avanzó un poco más, pero Alec se interpuso entre ellos, sus ojos fijándose en los de Valeshka con una mezcla de advertencia y algo más, algo que ambos se negaban a reconocer.

El contacto visual entre el arquero y la chica fue cómo una chispa en la oscuridad. Los ojos de Alec eran duros y fríos, pero había una tormenta oculta detrás de ellos, una tensión que hizo que el corazón de Val latiera más rápido. Ella lo miró desafiante, sus labios apretados, pero su interior ardía con una furia que no solo era odio.

—No te traje para que nos des más problemas. — La voz del chico salió por sí sola, dirigiendo sus palabras a la chica, su tono impregnado de cansancio y frustración. Pero sus ojos no se apartaban de los de Valeshka, y en ese intercambio silencioso, había algo más profundo que palabras.

—Están en el hotel DuMort. — Izzy habló, llamando la atención y queriendo cortar con el ambiente tenso. —  En la calle Gansevoort.

—¿Y volvimos aquí? ¿Por qué? — La desesperación se notaba en la pelirroja, su voz quebrándose. —  Vamos, vamos ahora.

—Necesitamos una resolución de la Clave. — Alec, cansado, dio la respuesta, su tono resignado.

—Los cinco no podemos declararle la guerra a los vampiros por nuestra cuenta, eso es ridículo. — Continuó la rusa, su voz gélida, aunque aún sentía el fuego de la confrontación con Alec en su pecho.

—Y no podemos reaccionar sin considerar nuestras opciones. — Completó el pelinegra, sus palabras cargadas de lógica fría. — Los subterráneos son esclavos de sus impulsos, nosotros no.

ᴄᴜʀꜱᴇᴅ ʟᴇɢᴀᴄʏ | 𝐀𝐋𝐄𝐗𝐀𝐍𝐃𝐄𝐑 𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓𝐖𝐎𝐎𝐃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora