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𝐍𝐔𝐄𝐕𝐀 𝐘𝐎𝐑𝐊 𝐘 𝐍𝐈Ñ𝐄𝐑𝐎

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╰─►Las cálidas sábanas de seda destaparon el cuerpo de Valeshka, haciendo que el frío la recorra y tenga que abrir los ojos para descubrir quién perturbo su sueño. Su abuela, Imogen Herondale, estaba allí, cruzada de brazos y siendo tan elegante cómo siempre.

—Creí que no te gustaba rusia. — Murmuró con voz adormilada mientras dejaba caer su cabeza en la almohada, manteniendo su penetrante mirada en la mujer.

—No vine de visita. — Respondió conectando sus ojos con su nieta. — Vine a llevarte a nueva york.

—Claro, y yo iré a ver a mi madre hoy. — Bromeó y su abuela rodó los ojos por su crudo humor. — ¿Para qué me quieres ahí? Sabés que los de mi familia no somos bienvenidos con tus adorados shadowhunters estrellas.

—Debo mantenerte cerca, Valeshka. Luego del ataque demoniaco no debí dejarte sola y ahora necesito que vayas conmigo para tenerte un poco más cerca.

—Si me quisieras cerca me llevarías a idris. — Se sentó en la cama y tomó el vaso de agua que descansaba en su mesa de noche. — Pero no vas arriesgarte a llevarme allí. Todos sabemos que pasó la última vez que alguien de mí sangre piso ése lugar.

—Por ésa razón te necesito en nueva york. Y no voy a aceptar un no por respuesta. — Tomó asiento en la cama mientras su nieta tomaba el vaso de agua. — Te necesito allí para tenerte bajo control.

—¿Creés que soy inestable?

—No lo creó, lo eres, igual que lo era tú madre. — Cuándo la contraria iba a rechistar volvió a hablar. — Si aceptas puedo considerar un buen trato para que tú apellido vuelva a tener el mismo o aún más impactó que antes.

Y tan sólo éso bastó para que Valeshka acepte ir a nueva york. Odiaba a su padre pero nunca el apellido que le dió, ése lo amaba mucho. Conoció a varios que lo portaron con valor y otros que lo llevaron a la desgracia, ahora era turno de la última heredera para poder levantar su apellido otra vez.

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La puerta metálica se abrió dándole paso a la shadowhunter rusa. El instituto de nueva york no era nada parecido al otro, principalmente porque el de rusia era tan grande que si te perdidas podrían encontrarte en tres días.

Todo era muy brillante, mucha luz para su gusto. En su otro instituto preferían bastante la oscuridad y la moda gótica.

Se acercó a una chica castaña que estaba mirando algunas cosas en una tableta digital.

—Buenos días. — Su acento ruso era muy marcado y éso llamaba bastante la atención. — Soy Valeshka Ivanova y necesito ayuda para encontrar a Alexander Lightwood.

—¿Ivanova? — Preguntó con disgustó. — Los de ésa familia no son bienvenidos aquí.

—Asi que conoces mí apellido. — Sonrió con egocentrismo. Haría que esa chica se arrepienta de burlarse.

—Claro, todos conocen a la última de la familia maldita.

—Estoy aquí porque mí abuela me transfirió, y por si te perdiste algo de mí historia familiar, ella es Imogen Herondale. — La castaña palideció al escucharla. - Y me dijo que la mantenga informada de mí estadía aquí. Quiere que me sienta cómoda y si algún shadowhunter me hiciera sentir mal ella misma vendría y le sacaría las runas con un maldito rayador. — Murmuró lo último acercándose más a la chica. Era mentira eso, su abuela nunca le dijo nada, incluso ni le importaba su estadía allí — ¿Cuál es tú nombre?  Lo anotaré y se lo diré. Quiero estar ahí para escuchar tus gritos mientras cada una de tus runas abandona tú cuerpo de manera involuntaria.

ᴄᴜʀꜱᴇᴅ ʟᴇɢᴀᴄʏ | 𝐀𝐋𝐄𝐗𝐀𝐍𝐃𝐄𝐑 𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓𝐖𝐎𝐎𝐃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora