<<𝐍𝐨 𝐄𝐱𝐢𝐬𝐭𝐞𝐧 𝐋𝐨𝐬 𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥𝐞𝐬 𝐅𝐞𝐥𝐢𝐜𝐞𝐬>> 🥀𝑲𝒚𝒎𝒂𝒏⌫

➪𝙲𝙰𝙿𝙸𝚃𝚄𝙻𝙾 𝚅𝙴𝙸𝙽𝚃𝙴 𝚈 𝚃𝚁𝙴𝚂

—Aquí está el número de mi casa, llama si sientes que algo no está, o si necesitas ayuda... o si no te sientes bien... mmmh, solo, mejor llámame por cualquier cosa, yo estaré aquí lo más pronto que pueda.—
Y ahí se encontraba, un moreno de habla hispana dándole instrucciones y varias sugerencias y opiniones con respecto a su próxima visita.
—¿De verdad no quieres que me quede?—pregunta en un tono ligeramente suplicante tomando al momento las manos ajenas—no haré ni diré nada, será como si fuese un perro.

—Pff- no, primero; no podrías ser un perro, eso sería muy inhumano de mi parte si aceptara eso. Segundo; prefiero los gatos. Y tercero; es algo que solo Kyel y yo podemos hablar, creo que yo lo necesito... pero, si las cosas se salen de control, ten por seguro que te llamaré.—

Con una sonrrisa. David se le queda mirando un par de segundos antes de corresponder al gesto acercando sus labios a los cachetes del castaño, besando los mismos con ternura antes de solamente abrazarlo.

Ambos se mantienen de ese modo sin decir ni una sola palabra. Eric mantenía una muy leve sonrrisa mientras sus mejillas se mantenían a rojo vivo, David por su parte solamente sonreía como bobo, un leve rubor y sus ojos cerrados, disfrutando su cercanía.
Últimamente las muestras de afecto eran mucho mayores, menos sutiles, y eso a ambos les gustaba, a Eric no le molesta, lo disfrutaba, lo hacía sentir bien, quizá era ese sentimiento tan placentero lo que lo hacía sentir culpa de no haberle podido decir aún lo que sucedió con cierto pelirrojo.

Esto lo hizo suspirar temblorosamente llamando la atención de David.

—No estés nervioso, todo saldrá bien.—Lleba una mano a una de las mejillas del castaño al separarse ligeramente de el, observándolo con cariño y consuelo, creyendo que su suspiro se debía a los nervios.

Eric no supo que decir, su mirada se desvío por un momento mientras en sus labios se formaba una tenue sonrrisa más animado gracias a la preocupación de el azabache.

Lindo.

Finalmente llega la hora de irse. Eric lo despidió en su puerta recibiendo unas últimas palabras de aliento como un par de halagos a su persuna chuleandolo antes de finalmente desaparecer de su rango de visión, cerró la puerta y se fue a la cocina para preparar o calentar algo mientras espera. Los nervios le daban hambre... mucha hambre.

La casa nuevamente está sola.

El sonido insoportable de una gota de agua cayendo en el baño lo hace desesperarse cuando no hay señales del pelirrojo, no era para tanto, pero le era difícil en esos momentos de nerviosismo al tener en cuenta que deben arreglar cosas, cosas que no sabe que están rotas, necesita ver las piezas para poder armar lo que se rompió, piezas que tenía Kyel, y que, de no ser porque le interesaba saber y escuchar a Kyel para entenderse y buscar mayor información que otorgarle a su cabeza que quizá lo puedan ayudar a recordar, no habría invitado al contrario para hablar.

Tuvó el tiempo suficiente para lavar lo que ensució, fue a cerrar bien todas las llaves con fuerza para evitar el sonido de esa gota fastidiosa e incluso terminó su tarea que pensaba hacer antes de dormir. Ni había rastro. Al menos dos horas ya habían pasado.

No le preocupaba que su mamá pudiera llegar mientras tenía visitas, pues Liane se encargó de decirle que al menos dos días no llegaría a casa por el trabajo, mismo que a sus propias palabras "está algo intenso".
Ya no iba a discutir con ella al respecto, por lo que solo quizó ignorar eso, o al menos eso era su intención, pues el silencio de su soledad lo hacía precisamente ocupar su mente el pensamientos como el "mamá no está".
Ya decepcionado de que el pelirrojo fuese a llegar fue a la puerta a poner seguro. Cerro las cortinas y al subir solo un escalón el timbre sonó. De inmediato dió la vuelta y con rapidez fue hasta la puerta en donde la silueta de Kyel rápidamente se hizo reconocer.