E. H
La sangre en mis dedos se escurre por mi muñeca y me empapa las mangas de la camisa. Ladeo la cabeza y niego. Detesto la sangre en mi piel, es una mezcla entre la vitalidad y la pérdida. Su olor es abrumador.
Levanto la mirada hasta encontrarme con el hombre atado. La sangre brota de múltiples heridas y se me haría difícil determinar cuál de todas es la que lo acerca más a la muerte. Dejo caer mi cuchillo en el suelo de piedra y me inclino un poco.
—Preguntaré una vez más —mi mano manchada toma su barbilla con rudeza y su mirada desenfocada se fija en mí —. ¿Dónde está?
Con un gorgoteo, el hombre sonríe. Sus dientes manchados de carmesí son una vista poco impresionante. Espero, mis uñas enterrandose en su carne. Él me escupe, la mezcla de saliva y sangre repuganante en mi rostro.
—Bastardo —Se ríe, el aire escapando de sus pulmones.
De un golpe, mi mano se envuelve en su garganta. Su risa se corta cuando su respiración lo hace y ahora soy yo quién le sonríe. Sostiene mi mirada hasta que empieza a suplicar, sus manos tratando de apartarme. Observo la vida extinguirse de sus ojos lentamente.
Frustrado, salgo de la cueva. Algún animal encontrará el cuerpo. O alguno de los suyos. No importa en realidad, todos ellos estarán muertos. Todos ellos deben pagar las consecuencias.
Sin embargo, uno de ellos podría salvarse. Lo medito mientras parto hacia las ruinas que he reclamado como mi hogar.
Podría salvarla, podría tomarla. La pequeña mujer de ojos grises y piel morena. Aquella que se encuentra conmigo en el laberinto una y otra vez sin someterse. Aquella con la sangre dulce y el cabello como el carbón.
Catherine.
Saboreo el nombre, una sonrisa cruel extendiéndose en mi boca. Los hombres como yo quemarían mundos por ella, desafiarian la magia por ella. Cortejarian su alma y prometerian su lealtad.
Pero los hombres como yo están extintos y yo no puedo tomarle. No voy a tomarle. Cumpliré con mi deber y no miraré atrás.
Aunque piense cada noche en ella, en sus labios y en la curva perfecta de su cuello. Aunque me sorprenda su resistencia y su inteligencia. Aunque admire su valor. Ella es un medio para un fin, no importa qué signifique.
Frunzo los labios pero sigo mi camino. Al llegar al sendero de entrada, un destello en la magia me paraliza. El instinto me eriza la piel y mi boca se seca. La magia fluye como la sangre y la rabia impacta con un poder arrasador.
Catherine Alzair está en peligro.
Mi visión se vuelve borrosa y mi instinto me empuja. La necesidad de entregarme es más fuerte que cualquier pensamiento racional. Mi reina. Ella está en peligro. No tienen derecho a tomarla.
Estos seres malditos, detestables y de sangre repugnante. Ella no es mía pero no tienen derecho a torturarla. No me he entregado a ella pero no dejaré que le hagan daño. Ella es un medio para un fin, pero nunca dije que la dejaría a la deriva para cualquier otro peor que yo.
Cuando escucho su grito, mi indignación es mortal.
Sangre será derramada en este lugar una vez más.
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Un corazón en ruinas
RomanceAlguien está dejando cadáveres en mi propiedad. Los esparce en el laberinto como regalos. Cada mes hay una nueva víctima vinculada a mi. Y cada mes, estoy más cerca de morir. Las ruinas de mi laberinto son pequeñas en comparación con las que dejar...