Celys.

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Byul despierta de lo que pareció un sueño muy breve.
Abre los ojos pero no puede ver nada.
Sus manos le ayudan a levantarse del piso y se da cuenta de que está sobre fango.
Ahora sabe que tendrá que lavar su ropa cuando llegue a casa.
Su cabeza le duele pero recuerda que vio una luz y ahora está aquí.
¿Por qué salió luz de adentro de esta cueva y por qué no ve nada ahora?
¿Perdió la vista por unos instantes? Tiene esperanza de que sí, pero sus nervios la están venciendo.

— ¡Yongsun!

No hay respuesta. ¿Por qué? ¿Dónde está? ¿Fue capaz de abandonarla?
No parece el tipo de persona que huye en la adversidad, o que tenía una intención oculta, ¿entonces dónde está?

— ¡Yongsun! —grita de nuevo pero otra vez no escucha respuesta. Lo único que oye es un goteo en algún punto de la cueva.

Algo decepciona y muy confundida se pone en pie y frota sus ojos con ambos puños.
Su visión aún no vuelve. Debería volver, en algún lugar se quedó su mochila y sus cosas...

Un momento.
Ella iba con todas sus cosas cuando vio el destello, empujó a Yongsun y después despertó en este lugar fangoso.
En la cueva la tierra era seca y firme, tenía sus cosas.

La traición se vuelve palpable cuando se da cuenta de que en realidad fue víctima de ¿un robo? ¿Un secuestro? ¿O qué pudo suceder? No se adentró más, ¿cómo se volvió fango, si no avanzó?
¡No debió confiar a ese punto! ¡Sabía que era mala idea confiar en alguien que conoció en un foro de preguntas y respuestas cuyo único post fue el de esa aventura!

Golpea su cabeza con enojo consigo misma por haber sido tan ingenua, el sonido hace eco.
Pero no hay manera de que esté secuestrada, ¿verdad? De menos vería algo o tendría una venda sobre sus ojos, no estaría libremente sino atada. ¿Entonces donde está? Donde sea, debe salir.
Moviendo el pie intenta "buscar" si de casualidad su mochila está por ahí cerca, pero no hay nada.
Sin saber en qué dirección está avanzando comienza a caminar, con esperanza de hallar algo, una salida, una luz o sus cosas donde tiene linternas y otras herramientas.

Avanza durante largos minutos y no ve nada, busca su teléfono pero tampoco está con ella. Ojalá tuviera su brújula, así sabría hacia dónde caminar, pero tiene la sospecha de que está caminando en dirección contraria.
Se detiene y considera que debería regresar y avanzar la misma distancia en el otro lado, así que lo hace.

El piso es resbaloso pero puede avanzar bien, así que se gira sobre sus pies y comienza a caminar.
No va ni la mitad de camino cuando la luz se muestra tenue a la distancia, lo cual hace que su corazón se emocione porque hay una esperanza a la cual aferrarse, entonces apresura su paso.
Conforme el piso se vuelve más firme se motiva a correr hacia la anhelada salida, puede considerar entrar otra vez pero necesita sus herramientas o de menos su teléfono.
¡No está ciega! El saberlo también es motivo de su alegría.
Corre hacia afuera hasta que su pie halla un hueco que la lleva a hundirse, pero es tan amplio que todo su cuerpo va hacia abajo, a una profundidad desconocida aunque es un hecho que es más de medio metro.

Cierra los ojos cuando se da cuenta de que la profundidad es más grande.
Y conforme sigue cayendo se empieza a convencer a sí misma de que no va a sobrevivir a ese golpe. Todo está pasando demasiado rápido y acelerado.
Mientras sigue cayendo se da cuenta de que hay luz a la que se acerca, y su corazón se asusta, ¿luz de bajo? ¿Llegó al infierno? Ahora siente más miedo de llegar abajo conforme la claridad se hace más.

El piso se acerca, puede verlo.
Parece que es agua, pero todo es blanco brillante así que no lo sabe. ¿Algún líquido blanco?
Ojalá pudiera contarle esto a alguien, pero sabe que no va a sobrevivir.

Cuando está por llegar nota que sí es agua, así que la abre con sus manos para poder entrar en ella sin romperse algún hueso, cuando la abre, entra y su cuerpo resiente la altura pero cuando la inercia se detiene, lista para salir a flote, como si hubieran quitado el tapón de la bañera, está sobre un pequeño charco de agua. ¿Qué está pasando? ¿Qué es esto?

Mirando hacia todos lados se da cuenta de que está sola en medio de ese lugar blanco brilloso.

Se acuesta boca abajo sin entender nada y nota que la poca agua que quedaba ha desaparecido.
Toca su ropa y está seca, su cabello también. ¿Cómo es qué...?

— Byul Yi. —dice una voz tan profunda y resonante que sabe que es un varón, pero no conoce a nadie con esa voz. No hay manera de que él sepa su nombre, está perdida.

Resignada a la muerte o a un destino peor que ese, abre los ojos y toma valor, levantándose y buscando al dueño de esa voz.

— Has invadido nuestro territorio y ello conlleva un castigo.
— ¿Qué territorio, de qué hablas?
— La cueva es parte de nuestro santuario y al ser tan especial nadie debe profanarlo, al entrar en el quebrarse muchas de nuestras leyes e irrumpiste en propiedad privada, por lo que debes ser castigada ante tus diversas faltas de respeto.
— ¡Pero yo no sabía que era un delito entrar!
— Que no conozcas las leyes no te exime de ellas.

De repente siento que el piso se mueve con intensidad, como si estuviera sobre una plataforma giratoria, por lo que me aferro para no desprenderme.

De un segundo a otro aparecen otros seres que no se parecen en nada a nosotros, pero están vivos.
La comparación más precisa que hallo es decir que estoy en algo similar a un Coliseo Romano, donde esas criaturas gritan algo que no entiendo, pero es un hecho que lo hacen por mí, porque estoy en el medio de la arena junto con el hombre de hace un momento.
El calor es más fuerte de lo que recordaba y mi sudor se está deslizando sobre mi cuello.

— Apreciables conciudadanos, —dice y todos se callan— ¿qué deberíamos hacer con esta mujer que profanó nuestro santuario hacia Celys?
— ¡Que muera! —«¡ Hey momento!»
— Todos estamos de acuerdo.
— Espere, me merezco una oportunidad para demostrar que no quería hacerlo.
— ¿Y cómo harás eso, ofreciendo una disculpa? —todos se burlan, tengo que ser brillante.
— Mis palabras no significan nada, pero sé qué mi fuerza y mi servicio sí. Clamo por la oportunidad de redención, que pueda pagar mi multa sin tener que morir a causa de tan grande falta. —me pongo de rodillas— Sólo necesito una oportunidad para demostrar de qué soy capaz, por favor.

El silencio se pronuncia tanto y las miradas son tan confusas, que no sé si podré obtener lo que he solicitado, pero guardo la esperanza de que sí.

— ¿Servicio? —cuestiona.
— Sí, señor. Un servicio que me asignen, podré cumplir con la labor. —me mira con cierta incredulidad y de dirige al público.
— ¿Quieren divertirse? —todos gritan emocionados y sacudiendo sus brazos— de acuerdo, señorita Yi. Tendrá una oportunidad. En los próximos días se le darán indicaciones de lo que sea decidido para usted. —aparece otro varón similar a nosotros y se acerca a mí— Mientras tanto deberás ser entrenada. ¡Hasta dentro de algunos días!

La multitud me despide entre gritos y aplausos, me siento tan nerviosa, ¿quién es este nuevo hombre? Me toma del brazo y me lleva hacia lo que parece ser la salida.
Pronto salimos de la turba y el calor va menguando, con ello regresa una pequeña parte de tranquilidad pero la incertidumbre sigue presente.

— ¿Qué es lo que sigue? —le pregunto al hombre que parece no le interesa mirarme.
— Te vamos a preparar para ser una guerrera.

La cueva del templo perdido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora