La cueva del templo perdido

Bucle infinito

¿Pero por qué ella no ha cambiado si verdaderamente han pasado ocho años? Se mira a sí misma y no ve ningún cambio.
Quizá le están tomando el pelo.
O eso piensa hasta que le muestran su propio boletín de desaparecida, su cuerpo no soporta y se desvanece.

Byul siente un dolor tan inexplicable que ahora sí está anhelando morir, no obstante, este lugar es tan sádico que era obvio que la mantendrían viva.
Está en un escenario similar al que llegó por primera vez hace muchos meses atrás, un espacio blanco brillante.
Escucha pasos acercarse y aunque sabe que su cráneo está roto, de alguna manera logra mantenerse erguida.

—Felicitaciones, señorita Yi. Ha llegado hasta este punto.

El hombre se hace visible, es el mismo que la recibió aquel desdichado día.

—¿Y ahora qué sigue?
—Es momento de enfrentarte a tu enemigo final. En breve te lo mostraré, suerte.
La luz se va opacando hasta casi desaparecer, con ello, el dolor que sentía desaparece en un dos por tres.
Siente su espada colgando de su espalda y se apresura a desenvainar, preparándose para lo que sea que venga.

Uno siempre cree que está listo para lo que viene, pero no es así.

Yongsun no es capaz de recuperar la cordura con todo lo sucedido, dentro de su mente las cosas no son así y esto no está pasando.
Los doctores especialistas y la gente más preparada han fracasado en su caso de manera impecable, casi admirable.
Ella se ha quedado dentro de un eterno bucle que comienza y termina en el día que subió a aquella montaña; hace unos meses decidieron que sería mejor dejar su caso por la paz y dejarla vivir de esa manera, de todas formas no le dan mucha esperanza de vida por la manera en que se ha deteriorado su cerebro en un tiempo muy breve.

Byul no puede creer lo que está viendo, si estaba lista para luchar lo único que quiere ahora es huir, pero cuando se aleja siente enormes paredes a su alrededor que cada vez reduce el espacio entre ella y su contrincante.
El terror jamás fue tan palpable como hasta ahora y el pánico nunca fue tan real.