1 vs 1.

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— ¿Guerrera de qué tipo? —cuestiono sin entender.
— Ofreciste un servicio, como puedes ver el entretenimiento es un no negociable aquí. Pelearás para entretener a estas personas.
— ¿Y qué tipo de pelea es?
— Te voy a entrenar.

Los meses pasaron entre mucho esfuerzo y entrenamiento inhumano. Más de una vez pensé que mi cuerpo no podría soportarlo, pero de manera milagrosa amanecía a la mañana siguiente a sabiendas de lo que eso implicaba: Un día más de entrenamiento duro.
El temido día se acercó lentamente hasta hoy, que me está carcomiendo las plantas de los pies.

— ¿Te sientes lista? —cuestiona mí entrenador.
— Me siento demasiado agotada como para pensar en combatir.
— Eso dices antes de dar todavía más de ti en cada entreno. —sonríe con calma.
— Lo sé pero... —prefiero ser franca— Tengo miedo.
— No quieren matarte, quieren que los entretengas, tu contrincante no será tan duro, ten confianza en tu capacidad.
— ¿Sólo pelearé contra uno?
— Los combates son uno a uno.

Bebo agua en silencio evitando agregar algo más al diálogo. Estoy aterrada e indignada de tener que estar en esta situación sola, los meses pasan muy rápido y a la vez muy lento cuando haces siempre lo mismo.

— Vístete con la armadura, es hora.
— Quiero preguntar algo.
— ¿Qué cosa?
— Si yo muriera... ¿Qué pasará conmigo? Quiero decir, esta dimensión es distinta a la mía.
— Qué te suceda depende de cómo mueras.
— ¿Entonces no moriría en mi propia realidad?
— Depende de cómo mueras.
— Eso no me dice nada.
— No hay tiempo, cámbiate ya.

Es momento de demostrar de qué estoy hecha y cuánto puedo ofrecer.
Visto la armadura y en breve nos acercamos a la arena donde he de luchar.
Una ola de gritos diciendo distintas cosas nos recibe, parece más que están eufóricos por ver sangre correr.
Que sanguinarios.

Doy un vistazo general, el panorama es tan raro, nunca me imaginé estar rodeada de seres que fueran tan distintos a mí, agradezco que siempre he sido sumamente curiosa, este tipo de cosas jamás provocó en mí miedo o algo similar, solo intriga.
Del otro lado de la arena aparece un ser muy similar a muchos de los que están en las gradas, su especie enloquece apenas lo ve aparecer, gritando cosas en dialectos o idiomas que no logro entender.

Hace algo similar a un rugido y corre hacia mí con una rapidez que apenas puedo procesar, mi instinto humano me hace querer huir, pero me he preparado mucho tiempo para este día.
Saco de su vaina mi espada y me hago a un lado, pero atacando, a fin de que mi contrincante se hiera a sí mismo por inercia.
Cuando lo nota, esquiva lo mejor que pudo mi arma, aunque no lo suficiente como para no recibir daño, lo sé al ver azul mi espada. ¿Sangre azul? Habría que suponerse.

Cuando nota su herida se vuelve loco, ¡loco! Comienza a gritar tan fuerte, que me asusta, ahora corre más rápido y tengo que hacer todo por preservar mi vida, aunque ahora siento pavor y mis pies se sienten rígidos.
No puedo correr contra él, estoy en una posición donde sí o sí voy a perder.
Al verlo acercarse uso mi espada pero de su boca sale una espada similar a la mía, ¿qué es esto?

Aquí es donde recuerdo a mi entrenador, dijo que en estos casos...
Al verlo tan cerca confío en mi tino y mi suerte, atravesando su lengua con mi espada, más precisamente su espada con la mía.
Cuando intenta cerrar su boca por inercia mi arma le estorba, la sangre brota con una intensidad absoluta, de manera que en un par de segundos sus piernas se doblan y cae su cuerpo a tierra.

Siento tanto miedo, es la primera vez que mato a alguien... ¿o algo?
Tengo ganas de llorar.
Estoy temblando y su sangre está sobre mí.

El público se vuelve más ruidoso que nunca y lo celebran.

Como en cualquier situación de victoria, inevitablemente busco con la mirada a alguien que conozca, no reconocer a nadie me recuerda dónde estoy, incluso si no lo sé.

Aprieto los labios, ¿qué estará haciendo mi familia? No sé cómo funciona el tiempo aquí, ¿habrán pasado meses allá tal como aquí o sólo han pasado un par de días? ¿Es posible que hayan pasado años? Ojalá tuviera manera de saberlo, esto no me hace sentir bien o merecedora de halagos, son de una especie, ¿no tendrían que cuidarse entre ellos?
Caigo en cuenta que eso tampoco pasa en mi mundo....

— Parece que estuviste entrenando, felicitaciones, has vencido a tu primer rival. —reconoce el hombre que me condenó a este futuro.
— ¿Cuántos combates más debo tener? —pregunto sintiendo cada vez más nauseas, es como si mí cuerpo absorbiera la sangre que me salpicó.
— Acabas de comenzar, esa pregunta se resolverá conforme avancen los combates.

Las batallas se hicieron cada vez con menos tiempo de preparación y aunque en muchas ocasiones he sentido que estoy cerca de perder, logro salir adelante. Supongo que eso me distingue de estos seres, la manera en que me aferro a la vida y no caigo tan rápido en resignación.

Por otro mundo, Yongsun finalmente llega a un lugar donde pueden atenderla, un hospital que encontró en el camino.
Cuando entra alguien la auxilia al verla caminar mal:

— ¿Qué le sucedió?
— Me corté con un metal o un mineral, no estoy segura, pero sangra mucho.

El enfermero asiente y le ayuda a llegar a una habitación donde asistirá.

— ¿Cuánto tiempo tiene la herida?
— Alrededor de 6 horas, estaba en una montaña y tuve que descender para poder venir.
— Debió ser doloroso.
— Fue casi imposible.
— Descubre la herida, por favor.

Atiende la instrucción y una enfermera entra a la habitación:

— ¿Puedes venir un momento?
— Sí. Mientras quitas la venda, yo saldré pero vendré pronto.

Yongsun descubre la herida, luce grave.
Escucha un cuchicheo desde afuera, se esfuerza en entender de qué hablan y se da cuenta de que están hablando de ella.

"¿Estás segura que es ella?"...

Yongsun piensa en que no pudo salir con Byul, solo han pasado un par de horas pero... ¿es posible qué...?
El enfermero entra y está vez luce mucho más serio. La analiza con poca discreción y ella empieza a entrar en pánico. ¿Pueden acusarla de algo? Ella no hizo nada, pero tampoco esperará a que la acusen.

— Creo que me iré.
— No, no. Déjame ayudarte.
— Será mejor que me vaya. —levanta su mochila y se apresura a hacerse paso— Sólo tomaré una venda, gracias.
— ¡Espera!

Se asusta tanto que sale corriendo, el enfermero y un par de médicas salen tras ella, es imposible llegar muy lejos con una herida de tal magnitud.
Cuando la alcanzan la sostienen entre todos:

— Tranquila, no estás en problemas. Primero curaremos tu herida, no te asustes. La policía viene en camino.

La cueva del templo perdido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora