La cueva del templo perdido

¿Suicidio u homicidio?

Se ha desmayado más de tres veces y en todas le han regresado al aquí y ahora de forma instantánea.
Byul tiene ganas de arrancarse la piel, porque es imposible que su oponente sea ella misma, la diferencia es que ella no está huyendo.

Parece que a eso se refería su entrenador cuando dijo que ellos guardaban en sí una parte de ella.
Algunas veces te toca tener problemas y diálogos internos pero nadie jamás se imagina un combate a muerte contra sí mismo; esto va mucho más allá de la idea del suicidio.

Algo dentro del cerebro de Byul comienza a fallar porque es imposible y a su vez, es una realidad.
Es como si hubiera entrado en un nivel de consciencia demasiado profunda e involuntaria.
Se da cuenta que es matar o morir, así que, si es morir a sus propias manos cuenta como suicidio y homicidio simultáneamente, no lo entiende y tampoco quiere probar pero el espacio se reduce al punto que apenas hay espacio suficiente para moverse de manera independiente y por fin entiende que debe hacer algo.

Con mucho pesar y sin entender, su espada va directo al cuello de “su otra yo”, repentinamente algo sucede y se pasma, pues no esperaba que ella actuara en efecto espejo, antes de recibir la cortada el cerebro de Moon se fractura y se desprende de su sistema nervioso, logrando una muerte instantánea en ambas participantes.

La realidad es que aquellos ciudadanos de Celys la hicieron entrar en un nivel profundísimo de instrospección, tal que en realidad, todo estuvo dentro de su mente, no obstante, lo que sucedió dentro con su cerebro y a nivel cognitivo fue muy real, al igual que su muerte.

Todos se postran en una posición específica y agradecen que la invasora ya no está más, que su terreno dejará de ser profanado y que no habrá evidencias de nada en cuánto a este lugar, su santuario.

El entrenador derrama una parte de su sangre cerca del cuerpo sin vida y derrama una lágrima para sellar el pacto con la tierra a cambio de la sepultura de lo que en algún momento, fue aquella geóloga.

Así se viven los siglos en Celys.