La cueva del templo perdido

20XX

Moon abre los ojos, ¿se desmayó?
Su entrenador la mira, está sentado esperando, no, parece que estaba esperando a que despertara:

— ¿Qué fue lo que pasó?
— Tu último rival te noqueó.
— ¿Cómo pasó eso? —un dolor terrible en su cabeza la lastima y casi vuelve a caer.
— Digamos que casi te rompe el cráneo. Supongo que estaba enojado y quería venganza de los otros a los que has matado.
— No los he herido por gusto.
— No sólo los has herido, los has matado. Tienes suerte de que te tuvo compasión por considerarte inferior y no te estranguló, estaba a un movimiento de acabar contigo.
— ¿Por qué no lo hizo? —imita la posición de su entrenador. Aunque su objetivo no es morir no hay un destino diferente aquí para ella.
— Supongo que lo sintió injusto, como te dije, te considera inferior.
— ¿Usted me considera inferior?
— He conocido a pocos de tu especie.
— ¿Eso que significa?
— Nada, realmente. Y aunque si te considero inferior hay en ti unas ganas más arraigadas de vivir. Yo quiero preguntar, ¿cómo es tu mundo?
— Muy distinto al suyo.
— Supongo que es mejor, quizá por eso te aferras tanto a la vida.
— Empiezo a pensar que hubiera sido mejor que me matara.
— ¿Por qué?
— No entiendo este mundo y me estoy cansado de que siempre debe haber sangre de por medio. En realidad la vida que llevaba antes era demasiado ordinaria y solitaria, de menos aquí tengo algo de atención, incluso si no los entiendo… Es el primer combate que pierdo, ¿qué sucederá?
— Volverás a pelear con él.
— ¿Cuándo?
— En un par de días.
— No recuerdo nada. Sólo... Sólo recuerdo estar de pie frente a una sombra... Ah... Mi cabeza va a explotar.
— No lo hará. Ten, toma esto. —ofrece una píldora— Vas a combatir con él hasta que alguno de los dos acabe con el otro.
— Que lamentable.
— Lo es. Pero hay algo importante que debes saber.
—¿Qué cosa?
— Una parte de ellos se queda en ti, y una parte de ti se queda en ellos.

Byul respira profundo, no entiende prácticamente nada de este lugar o lo que su entrenador le dice, no está lista para matar a alguien más, pero tampoco puede dejarse matar.
Tiene un sabor amargo en su boca desde que todo esto comenzó, similar al cobre pero con un toque amargo, como si estuviera destinada a saborear la sangre de aquellos seres a los que les quitó la vida por un tiempo indefinido. Quizá esa es la parte que ella mantiene, pero ¿qué mantienen ellos?

— ¡Vamos! —grita el entrenador y sabe que es matar o morir.

Uno piensa que quiere morir hasta que se ve de cerca con la muerte, ahí se da cuenta de cuánto anhela seguir viviendo.
El instinto huye de la muerte cada vez que se siente ligeramente amenazado.

La cabeza de Byul recibe un golpe tan severo que al estrellarse contra el suelo no sólo siente su cerebro sacudirse, un líquido sale de sus oídos y una contusión terrible la atrapa de un segundo a otro.
Ojalá sólo hubiera muerto, así no tendría que sentir lo insoportable de este dolor ni la agonía de la convulsión.

La policía se acerca con cautela a Yongsun, quien no podría estar más nerviosa y ellos no podrían estar más confundidos.

— No estoy entendiendo tu historia, necesito que la repitas. —dice el hombre mientras se quita la gorra.
— Juro que estoy diciendo la verdad. Moon y yo entramos juntas a la cueva pero apenas unos pasos adentro se vió un destello de luz tan fuerte que nos vislumbró, ella me empujó hacia afuera y no salió.
Como me empujó me corté el tobillo y al esperar a que saliera no lo hizo, decidí descender para no desangrarme. Juro que también intenté contactarla pero ya no contestó y temí por mi vida aunque ahora quisiera solicitar ayuda para que podamos encontrarla.
— Entonces todo eso fue hoy. ¿No?
— ¡Eso estoy diciendo! ¿Por qué no me cree? —Kim se está desesperando.
— Sí te creemos, pero nos cuesta entenderlo. Necesito que respires profundo porque tengo que mostrarte algo importante.

Extiende una hoja de papel con una alerta de una persona desaparecida y tiene la foto de Byul.
Mi corazón se acelera y a su vez me siento muy confundida, eso solo tiene algunas horas.

— Mira esto —señala la fecha de desaparición, 14 de Agosto del 20X0—, Yongsun, mira el calendario.

Ella mira apresurada a la hoja colgada en la pared y han pasado exactamente 8 años.
20X8.