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El lunes todo fue extraño para Jungwon.

Sunoo andaba cascarrabias con Heeseung y no le decía nada sobre porqué pelearon, otra vez, Heeseung por otro lado lo veía, desviaba la mirada, lo volvía a ver, volvía a desviar la mirada a un lado distinto, volvía a verlo y luego escondía su rostro entre sus manos mientras jadeaba.

¿Qué carajos pasaba?

Lo único que lo calmaba de pensar en eso era en la actitud adorable de Sunghoon, el Alfa había llegado ese día disparando flores a todos lados, no literalmente, y se sentó a su lado no sin antes saludarlo con una brillante sonrisa.

—¡Buenos días, Jungwon! —sonrió contagiado por su ánimo y asintió en su dirección para corresponder su saludo. Ese día Sunghoon habló hasta por los codos.

Si, todo era extraño.

Para su sorpresa y la de todos en el salón, Park participó más en clase, los profesores parecieron contentos con su desenvolvimiento activo y lo felicitaban a cada rato como si fuera un niño de cinco años que había hecho algo bien.

Jungwon tosió varias veces para evitar que un chillido escapar de sus labios, Sunghoon preocupado pensó que estaba enfermo.

Alguien ayúdeme, no puedo dejar de consumir este algodón de azúcar. —tanto su lobo como él no podían dejar de ver al chico de cabellos castaños quien cada vez que respondía correctamente a alguna pregunta de los profesores se giraba a verlo sonriente.

Él solo podía sonreírle de vuelta demasiado perdido en su potente olor endulzado por su emoción, sentirlo así lo dejaba en una nube, tranquilo. No había estado equivocado en un principio, Sunghoon le daba paz.

En el primer recreo salió con Sunoo colgado de su hombro y Sunghoon caminando a su lado con las manos escondidas en sus bolsillos caminando los tres en dirección a la cafetería en donde los esperaban Heeseung, Chaewon y Jaeyun.

Por suerte Kai, Sungho y Riki no iban a acompañarlos, Sungho porque ahora vivía para y por su nueva novia Ryujin, Kai y Ni-ki porque estaban convenciendo a Jihoon para hacer la fiesta de Halloween en su casa, siguiéndolo por toda la escuela.

Cuando se sentaron en la mesa saludó a todos con un asentimiento de cabeza y dejó que estos se concentraran en sus charlas, compartiendo rumores e ideas como siempre hacían. Pero ese día era diferente.

Todo era extraño.

Levantó la mirada confundido por el extraño silencio repentino y descubrió que tenía todas las miradas puestas sobre él, incluso la de Sunoo.

—¿Qué ocurre? —frunció el ceño confundido.

Chaewon bebió ruidosamente su latte. —No lo sé, yo solo te miro porque todos te miran.

𝐒𝐎𝐘 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀 𔓕 sungwon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora