El Primer Beso

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Remus la esperaba bajo el umbral de la puerta de la oficina. Estaba muy nervioso porque sabía que momentáneamente se quedaría a solas con ella. Tanto era así, que le sudaban las manos y el corazón le galopaba con violencia en el pecho.

Desde el sitio donde la esperaba, podía escuchar con claridad las últimas indicaciones que Bellingham le daba a Hermione:

-Tiene que regresar el lunes, a las siete de la mañana, y pasar primero por el consultorio del Doctor Ponds. Él le realizará unos chequeos para que le confeccione su ficha médica. Y es obligatorio. Forma parte de las políticas de mi fabrica: para mí un trabajador sano es sinónimo de producción.

-Entiendo -asintió ella.

-Y luego, deberá ir al departamento de textiles, que es en el segundo piso, allí debe permitir que le tomen las medidas y en base a ellas, se le proveerá de la indumentaria de trabajo, y también el maletín reglamentario con el logo de la fábrica. Por último, usted deberá ir al piso veintidós, dónde su jefe de piso, es decir Remus, le otorgará su credencial y un distintivo. Y bien, Hermione, eso es todo. El lunes próximo usted empezará con su trabajo.

Edward estrechó la mano de Hermione a modo de despedida y ella correspondió el apretón.

-Gracias, señor Bellingham.

-Ni lo mencione -replicó él -Hasta la próxima semana.

-Adiós -se despidió Hermione.

Después de que ella saliera de la oficina, Remus cerró la puerta...

Él no era el único que estaba nervioso y exaltado. Ella también lo estaba, y bastante:

A Hermione le temblaban las piernas y temía desmayarse nuevamente. Rogaba por que eso no le sucediera, porque ¡Dios, que vergüenza!... De pronto sus mejillas se pusieron rojas y se sintió como una boba colegiala, enamorada de su profesor...

Y lo que le preocupaba más, era que todo su cuerpo parecía tener consciencia propia y que pronto dejaría de obedecerle a la voz de su razón. ¡No podía arrojarse a los brazos de él! ¡¿En qué estaba pensando?! No debía hacer eso. ¿Qué iba a pensar Remus de ella?

-Leona... -fue él quien decidió romper ese silencio tan cálidamente tenso -yo... ¿Te gustaría ir a tomar un café? Hay una cafetería estupenda allá en el Mercado de Especias. ¿Quieres que vayamos, antes de que regreses a casa?

-En verdad me gustaría mucho, pero no puedo...

Remus no supo disimular su desánimo y Hermione al notarlo, le explicó el porqué:

-De seguro ya lo sabes, todo el mundo lo sabe. Me estoy divorciando de Ronald. Es difícil decirte esto a ti. Ron me ha impuesto una condición para firmar mi petición de divorcio: debo probar que no le he sido infiel ni una sola vez. Y él específicamente me acusó ante la corte de... de haber estado contigo.

-Pero eso no es verdad... -susurró él.

-Sí... Es decir no, no es verdad pero... le creen a él. Porque, Ron se me adelantó y presentó unos recuerdos suyos como prueba de que algo sospechoso existe entre nosotros. Y aunque no son suficientes, porque no ha podido probar nada, me tienen bajo "observaciones" por esa razón. Y mostrarme contigo en público en estos momentos no me es conveniente... Yo ya no soporto ser la señora Weasley. Quiero dejar eso atrás, quiero que todo esto termine de una vez, sin más dilaciones. Mostrarme en público contigo, sería darle razones para estirar más el proceso.

-Claro... Entiendo... -asintió Remus, sin poder aceptar lo que Ron le hacía a ella -¿Sabes lo que te está haciendo?... Está buscando de cualquier manera continuar manteniéndote controlada, subyugada. Y eso es una manera de extorsión; ¿legal? sí, legal... Pero no deja de ser extorsión: "Yo no te aprobaré esto, si tú esto o lo otro" Si no conoceré esa treta... Eso es extorsión hasta la mierda, y el que diga lo contrario es porque está siendo bien untado.

InfidelidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora