Abbie, un chico de una preparatoria "normal". Claro, si es normal que si repruebas en clase de matemáticas, de ciencias y clase de idioma, las profesoras de esas materias te querrán matar. Pero ese no es el punto, el punto es que nuestro querido pr...
Hoy era un hermoso sábado, el día que todos disfrutamos para descansar de los agotadores días de escuela. Nos encontramos en la habitación de nuestro azabache favorito, el cual seguía durmiendo plácidamente. Ya que al ser sábado, no tenía que preocuparse por la escuela por obvias razones. Si fuera por, él seguiría dormido hasta las 13:00 de la tarde, si su madre no lo despertará. La cuál entró a su habitación con dos sartenes y empezó a golpearlos, para así despertar a Abbie.
Abbie:¡AAHHH! ¡Es el fin del mundo! – cayó de su cama por el susto y choco su cara contra el piso – auch, eso dolió.
Vanessa:y dolerá mucho más si no te levantas, que ya son las 11:20 de la mañana – dijo como cualquier madre enojada.
Abbie:entiendo, pero ¿No había una mejor forma de despertarme?.
Vanessa:si había, pero está es la más rápida.
Abbie:lamentablemente, no puedo argumental nada en contra de esa respuesta.
Vanessa:bueno, ve al baño a lavarte la cara y luego baja a desayunar, que ya está servida en la mesa – le dijo y volvió a la cocina.
(Yo:no se porque, pero sentí que eso fue un poco machista XD).
Abbie:ok, ya lo hago – despegando su cara del piso y llendo al baño.
Dicho y hecho, el pelinegro fue a hacer sus necesidades y lavarse los dientes, después bajo las escaleras y vió el desayuno en la mesa.
Abbie:wow, mamá. Esto luce delicioso – dijo tomando asiento en la silla.
Abbie, estaba maravillado por lo que preparó su madre. Unos buenos tocinos de cerdo, junto a unos huevos fritos, unas tostadas de pan y un fresco jugo de naranja. (Verga ya me dió hambre xd).
Vanessa:me alegra que te guste hijo, y puedes comer tranquilo al no tener que ir a la escuela.
Abbie:lo sé mamá, por eso lo voy a gozar – empezando a comer su desayuno.
Vanessa, sonrió por la alegría de su hijo y también empezó a comer su desayuno. Luego que terminaran, el pelinegro ayuda a su madre a lavar los platos y otras cosas de la casa. Seguido de eso, fue a su habitación para ordenar la un poco, tardo unos minutos pero quedó mejor que antes.
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