El Shinobi de Beacon

capitulo 18

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Capítulo 18: La caída

"Esto no fue una tragedia. Esto no fue un accidente", dijo la misteriosa mujer. "Esto es lo que pasa cuando entregas tu confianza, tu seguridad, tus hijos, a hombres que dicen ser nuestros guardianes, pero que, en realidad, no son más que hombres. Los directores de nuestras academias ejercen más poder que la mayoría de los ejércitos, y uno fue lo suficientemente audaz como para controlar ambos".

Entre la multitud que se encontraba en la arena, el general Ironwood se puso de pie y salió con determinación. La mujer continuó: "Se aferran a este poder en nombre de la paz y, sin embargo, ¿qué tenemos aquí? El intento de una nación de crear un ejército sintético, destrozado sin piedad por el alumno estrella de otra. ¿Qué necesidad tendría Atlas de un soldado disfrazado de una niña inocente? No creo que los Grimm puedan notar la diferencia. ¿Y qué, te pregunto, está enseñando Ozpin a sus estudiantes? Primero un desmembramiento, ¿y ahora esto? Sin mencionar lo que le pasó al pobre Fauno en los dobles. Los cazadores y las cazadoras deben comportarse con honor y misericordia, pero no he presenciado ninguna de las dos cosas.

Tal vez Ozpin pensó que derrotar a Atlas en el Torneo ayudaría a la gente a olvidar su colosal fracaso a la hora de proteger a Vale cuando los Grimm invadieron sus calles. O tal vez este era su mensaje al dictador tiránico que ha ocupado un reino desprevenido con fuerzas armadas. Honestamente, no tengo la menor idea de quién tiene razón y quién no. Pero sé que la existencia de la paz es frágil y los líderes de nuestros reinos llevan a cabo sus negocios con guantes de hierro.

Incluso sin poder ver a las personas que la escuchaban, Cinder prácticamente podía sentir el efecto que estaban teniendo sus palabras. Continuó: "Como alguien que proviene de Mistral, puedo asegurarles que la situación allí es... igualmente indeseable. Nuestros reinos están al borde de la guerra, pero nosotros, los ciudadanos, estamos en la oscuridad. Así que les pregunto: cuando se disparen los primeros tiros, ¿en quién creen que pueden confiar?"

Sonrió de una manera muy malvada antes de cortar la transmisión por completo, llegando tan lejos como para bloquear el sistema para que nadie pudiera contradecir sus palabras. Los dejaría a todos en pánico, y el pánico atraería a los Grimm. Y los Grimm harían que fuera mucho más fácil encontrarlos.

Oobleck se volvió hacia su colega: "¡Todos los canales están bloqueados! ¡No podemos enviar ningún mensaje!"

Port intentó obtener una respuesta de los operadores de transmisión: "¿Alguien me puede decir qué diablos está pasando?"

Una advertencia automática comenzó a sonar por todo Vale: " Alerta. Ataque Grimm inminente. Nivel de amenaza: nueve. Por favor, busquen refugio de manera tranquila y ordenada".

Mientras la multitud comenzaba a huir presa del pánico, Ironwood entró en la cabina de los locutores y tomó el micrófono entre Port y Oobleck: "Damas y caballeros, por favor. No hay necesidad de entrar en pánico".

Apenas había pronunciado esas palabras cuando un fuerte chillido lo ahogó. En la cima del Coliseo, apenas si se escuchaba gracias a los escudos de energía que cubrían la arena. Incluso así, no pudieron evitarlo para siempre. Ironwood sintió que su pergamino se disparaba mientras él y los dos profesores observaban el Nevermore. Respondió, al ver que era Ozpin: "Ozpin, la chica, ¡puedo explicarlo!"

La voz de Ozpin sonó mortalmente seria. —Trajiste a tu ejército a mi reino, James. —Hizo una pausa, su voz sonaba al borde de la furia cuando habló de nuevo—. Úsalo.