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La jugadora de baloncesto guardó cuidadosamente la nota color rosa pastel en una pequeña bolsa hermética junto con unos chocolates Kinder. Miró a todos lados antes de entrar por las enormes paredes de setos con pequeñas flores rosadas. Se había salido del salón en medio de su clase de Literatura, la cual era la última de su horario, luego tendría entrenamiento.

Escogió precisamente esa hora, porque sabia que todos los clubes bajaban a trabajar justo luego de la última clase del horario. No había nadie alrededor, así que entró disimuladamente al enorme jardín y se acercó al sitio donde estaban los claveles.

Más específicamente, se acercó a las flores de Haerin.

Con manos temblorosas pero llenas de determinación, Hyein se acercó a las hermosas flores que Haerin cuidaba con tanto esmero. Cada pétalo parecía brillar bajo la luz del sol de la tarde, y el aroma dulce y reconfortante llenaba el aire a su alrededor.

Sus manos lo más delicadas posibles apartaron suavemente unas florecillas y posicionó la bolsita con cuidado en la tierra mojada, ligeramente oculta entre los pétalos rosados, blancos y rojos.

Acomodó ligeramente su chaqueta negra y se fue de allí lo más disimuladamente posible, esperando con ansias la reacción de Haerin al encontrar su pequeño regalo.
Mientras caminaba por el jardín, Hyein no podía evitar sonreír nerviosamente, imaginando la expresión de sorpresa y felicidad en el rostro de Haerin al descubrir la nota y los chocolates.

Una vez fuera del jardín, Hyein se apresuró a regresar a su salón de clases, tratando de mantener la calma mientras su corazón latía con fuerza de la emoción. Sabía que no tendría mucho tiempo para esperar la respuesta de Haerin, ya que su entrenamiento de baloncesto comenzaría pronto.

Mientras se sentaba en su escritorio en el salón de clases, Hyein no podía evitar distraerse con pensamientos sobre Haerin. Se preguntaba qué estaría haciendo en ese momento, si habría encontrado la nota y qué pensaría al leer sus palabras.

El tiempo parecía pasar lentamente mientras Hyein esperaba ansiosamente el final de la clase. Finalmente, sonó el timbre que anunciaba el fin del día escolar, y Hyein se levantó rápidamente de su asiento, lista para dirigirse al gimnasio para su entrenamiento.

El tiempo parecía pasar lentamente mientras Hyein esperaba ansiosamente el final de la clase. Finalmente, sonó el timbre que anunciaba el fin del día escolar, y Hyein se levantó rápidamente de su asiento, lista para dirigirse al gimnasio para su entrenamiento.

Mientras caminaba por los pasillos hacia el gimnasio, Hyein no podía evitar preguntarse si Haerin ya habría encontrado su regalo. La emoción la invadía, y apenas podía contener las ganas de saber qué pasaría a continuación.

❤️

Haerin amarraba delicadamente el nudo de su delantal en la parte posterior de su cintura. Caminó tranquilamente hasta los claveles, las flores que ella misma había cuidado y sembrado; de ahí su amor hacía ellas.

Por eso, su dulce sonrisa se distorsionó en una mueca cuando vió una bolsa entre sus flores.

Se agachó con cuidado, temerosa de que fuera algún tipo de basura que alguien había dejado por descuido. Pero cuando sus delicados dedos tocaron la bolsa y sintieron el contenido en su interior, la curiosidad reemplazó rápidamente su disgusto.

Haerin abrió la bolsa con cuidado y encontró los chocolates Kinder y la nota color rosa pastel. Sus ojos se agrandaron con sorpresa mientras sacaba la nota y comenzaba a leerla:

"En cada sonrisa tuya,

encuentro un pedacito de mi felicidad que ilumina mis días.

Secret Graden - Maknaez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora