El sol todavía no pensaba en asomarse cuando ya Zara llevaba un buen rato levantada, aseada y uniformada, aunque no portaba con su capa, ni mucho menos su chaleco antibalas.
Estaba relajadamente sentada tomando una taza de té, en el silencioso palco de su mansión que le ofrecía unas vistas sobre toda su cuadra, que obviamente estaba bajo su cuidado. Cualquier incidente debería ser sofocado por ella en el menor tiempo posible. Y con los menores daños posibles.
Zara se había labrado una gran reputación. Positiva, a diferencia de Bale. Su sector de Noreland era el más seguro de todos. Los demás comandantes creían que, para poder preservar la seguridad en su sector, debían de establecer normas estrictas y toques de queda constantes.
Zara por su parte, creía que para que su sector estuviese tranquilo y los habitantes no la viesen como un ente tiránico, lo único que debía hacer era mostrarse empática con las demás personas. Cuidarlas. Preocuparse por ellas. Liderarlas.
Y le había funcionado. Vaya que si lo había hecho. Su sector era el más seguro de todos, así como también el más limpio, tranquilo, y acogedor. En definitiva, un paraíso.
El sol empezó a asomarse, y Zara entendió que era su señal para ponerse en marcha.
Bale estaba despierto, acostado todavía. No había dormido nada. ¿Quién podría?
Había dejado morir a sus mejores hombres. Se había enfrentado al hombre que le arruinó la vida y lo habían humillado fatalmente. Y por si fuese poco, se había enfrentado a la ira de la futura esposa de su Capitán, que había muerto tan solo unas horas antes.
El sol rayó la ventana de los aposentos de Bale, quien abatido totalmente decidió ponerse en pie para comenzar otro desdichado día.
Fue al baño, se duchó, y cuando salió, con una toalla cubriéndole de cintura para abajo, Nymeria ya estaba esperándolo, con su uniforme listo. Y su rutinaria taza de café sin azúcar, extraído sin apenas procesar de las plantaciones que tenían allí mismo en su casa.
La mujer comenzó a hablar sobre todas las actividades agendadas para ese día. La principal, era la cumbre con los demás comandantes y el viejo Breg. Luego, debería ir con la muchacha que había rescatado para hacer que Peet curara sus brazos lo antes posible. Era lo menos que podía hacer por ella.
«¿Desde cuándo me preocupa el bienestar de los demás?» Pensó Bale, mientras comenzaba a vestirse. Colocándose con cuidado todas las piezas correspondientes a su uniforme. Ciertamente, a Bale no le importaba nadie y nada más que su venganza. Su odio.
Pero la bofetada que le había dado Alexa la noche anterior, había provocado en él un pequeño cambio.
Uniforme de Batalla de Bale Cid.
-Maldita mujer... -susurró mientras daba un respingo al rozarse un hematoma enorme que yacía en su hombro con la casaca blanca correspondiente a su uniforme. Nymeria se acercó a ayudar, cosa que hizo más fácil y llevadera la tortura de vestirse.
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Portador del Fuego
ActionEn un mundo donde la luz del sol y la luna dictan el destino, un comandante atormentado por la pérdida de sus seres queridos se ve obligado a aceptar una misión suicida para salvar a un grupo de jóvenes soldados atrapados en territorio enemigo. Mien...