Capítulo 19

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«Tengo un trocito de algo que parece madera en el talón.» «¿Una astilla?»

Biu y Bible antes de que Bible empezara a operarlo con unas pinzas

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Biu casi ni recuerda cómo llegó a casa aquella tarde. Hubo un autobús, algo de caminata y una parada en el súper, pero estaba tan absorto en sus pensamientos que se sorprendió cuando se descubrió a sí mismo abriendo la puerta principal. Guardó los zapatos en el mueblecito de la entrada, soltó la mochila, que estaba llenísima de libros, en el sofá y dejó la compra en la isla de la cocina, en el sitio favorito de Bible.

Llamó a gritos a Queen, pero no hubo respuesta. Estaba solo, lo que no era mala cosa en ese preciso momento. La cabeza seguía dándole vueltas. Le habían gustado los nada discretos celos de Bible y, antes de irse, Biu le había hecho saber se sentía profundamente halagado. Todo eso era verdad, pero había otras cosas que se agitaban bajo la superficie.

La inquietud y frustración que le habían estado acechando durante semanas parecían estar cobrando voz tras su encuentro con Sam.

Sacó dos cosas de la bolsa de papel. Un tarro de mantequilla de cacahuete sin trozos y un paquete de chocolate con menta. Tomó el tarro de la mantequilla y pasó el pulgar por el borde de la tapa. Un golpe de entusiasmo se abrió camino por su remolino de confusión mientras escribía la cita del día, la pegaba en el tarro y lo guardaba en el armario, donde Bible pudiera verlo.

Se sentó en la encimera y empezó a lanzar arriba y abajo el paquete de chocolate, pensando qué mierda era lo que le hacía sentir como si alguien estuviera tirando de él en distintas direcciones. Pero es que... Ya había experimentado dos veces lo que el amor podía joder. Una en el buen sentido de la palabra y, otra, en el malísimo.

Cuando Sam lo dejó fue como si Biu lo hubiera perdido todo: alguien con quien contar, a quien creyó sus amigos, el futuro que había esperado tener. Y esa era la razón por la que no había mostrado interés en tener citas durante tanto tiempo y el motivo por el que no había funcionado con el camaleón.

Poner límites estaba bien, le mantenían sano y salvo. Biu lanzó los chocolates hacia el techo y los tomó al vuelo con ambas manos. Se oyó la puerta abriéndose, el sonido de risas y pasos apresurados. Biu se bajó de la encimera y se giró para ver a Sean llevando a su hermana de espaldas hacia el cuarto de estar y apretarla contra la columna donde Queen solía hacer yoga.

Las manos de Sean sostenían la cabeza de su hermana mientras se pegaba a ella y la besaba. Biu apretó los chocolate contra su pecho, la sorpresa dejándole congelado en el sitio. Queen tenía los brazos alrededor del cuello de Sean y una pierna enlazada alrededor de su cadera. Cuando la oyó decir «Sean» en tono sugerente, Biu se aclaró la garganta.

Ambos se pusieron rígidos y lo miraron. Sean se separó un poco de Queen, pero no la soltó.

—Y esto, ¿desde cuándo? —dijo Biu en tono de broma porque ya lo había visto venir.

Queen se levantó las gafas de sol. —Creí que habías ido la biblioteca.

—En breve.

Biu dejó el paquete de chocolates en la encimera y miró a Sean. Tenía una enorme sonrisa tonta mientras le daba un pequeño beso a Queen en la sien.

—¿Podría ese «en breve» ser «ya mismo»?

Sean miró a Biu y sus ojos se deslizaron hasta su pecho. Su sonrisa desapareció de repente, poniéndose rojo de rabia.

Dejo a Queen y se acercó a la cocina, agarrándolo por su camiseta BSMA y acercándolo a él.

—¿Por qué llevas puesto esto?

Leo x Aries - BibleBuildDonde viven las historias. Descúbrelo ahora