Al regresar a la ciudad, Lan Xichen y Jiang Cheng se sentían más conectados que nunca.
Sin embargo, la vida tenía preparada una sorpresa para ellos.
Un día, Lan Xichen recibió una llamada inesperada. Era de su hermano, Lan Wangji.
—hermano, necesito hablar contigo. Es importante —dijo Wangji, su voz seria como siempre.
Lan Xichen acordó encontrarse con su hermano en su apartamento.
Cuando llegó, encontró a Wangji con una expresión preocupada.
—¿Qué pasa, Wangji?
—Es Wei Ying. Está teniendo problemas y necesita ayuda. Pensé que tú podrías saber qué hacer —dijo Wangji, su preocupación evidente.
Lan Xichen asintió, sabiendo lo importante que Wei Ying era para su hermano.
Se comprometió a ayudar en lo que pudiera.
Esa noche, Lan Xichen compartió la noticia con Jiang Cheng.
Cheng también parecía algo preocupado ya que conocía bien a su hermano.
—Wei Ying es mi hermano. Si necesita ayuda, yo también quiero estar ahí para él —dijo Cheng con determinación.
Juntos, Lan Xichen y Jiang Cheng se embarcaron en una nueva misión, dispuestos a ayudar a Wei Ying y a enfrentar cualquier desafío que se les presentara.
Sabían que, mientras estuvieran juntos, podían superar cualquier obstáculo
