PARTE 3

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Oficialmente la primera gran nevada había caído. Draco y Hermione caminaban a la vista de otros transeúntes observando algunos escaparates. Justo antes de entrar a una tienda de renombre salió Astoria junto a su hermana y un par de amigas. —Oh, vaya... Los Malfoys — dijo secamente.

Hermione intento sonreír cortésmente pero parecía más una mueca -Supongo que vienes en busca de un vestido, lamentablemente el más bello me lo he llevado yo, por supuesto...

Draco sonrió abiertamente mostrando su perfecta dentadura —Lo imagino, debe ser un exquisito vestido que combine con la madriguera y su estética.

Astoria borró su sonrisa de inmediato —La boda será en casa de mis padres — murmuró — Les haré llegar su invitación está semana sin falta.

—La esperamos con ansias — agregó Hermione —Vamos cariño, necesito mi vestido — lo jalo del brazo y entraron a la sofisticada tienda de vestidos.

Al entrar las miradas de las dependientes fueron directo a ellos. Un par de brujas comenzaron abordarlos. Veían a Hermione y tomaban medidas —Hay un precioso vestido de seda color champagne... Se lo mostraré.

En el vestidor había cerca de tres vestidos realmente preciosos. El típico blanco y uno en otro tono más cremoso. Las telas eran bellísimas y finas al tacto, los encajes se veían tan meticulosos y exquisitos pero las piedras de cada uno era más maravillosas que el anterior.

Salió a mirarse al gran espejo y Draco permanecía sentado en un sofá—Casi nunca vienen los novios a ver la prueba de vestido —dijo una chica.

—Bueno, mi prometido tiene mejor gusto así que no podría confiarle a nadie más mi vestido de novia — dijo la chica mientras se observaba con el vestido.

Era muy hermoso pero no se sentía ella.

Draco la observó —Necesito algo propio de una heroína de guerra... Pero también que sea delicado, como ella — susurró casi inaudible.

—Creo qué sé lo que busca— comentó con entusiasmo la mayor de las vendedoras.

Le pidió a Hermione que la acompañará y después de unos minutos volvieron al gran espejo. Draco cambio su postura y parecía embelesado cuando la vio.

Era un vestido bastante lindo. Pequeñas mangas caídas en los hombros, un escote corazón y hermosos apliques brillantes que lejos de parecer pretenciosos parecían más darle un aire romántico al vestido.

—Me gusta.

Comentó ella. Pese que no dejaba de pensar en lo mal que estaba siendo todo esto ya que era una mentira intentaría al menos saborear estos momentos y no pensar en Ronald Weasley y su preciosa prometida.

Pasaron la tarde resolviendo el tema del banquete. Invitados — casi todos los conocidos habidos y por haber— el lugar donde sería la boda, Draco estaba aferrado a qué fuera mucho más grande que la de Astoria.

—Seguramente por ti lo harían — ella bebió su chocolate caliente mientras él seguía insistiendo.

—Ni siquiera Harry hizo una loca petición de ese tipo.

—A puesto que te diran que sí aparte serán vacaciones de año nuevo no habrá alumnos y los que estén podrán ir a la boda de Hermione Granger heroína de guerra...

—Basta—intentó no reír por el tono en que lo dijo —Enviare una lechuza.

Ella tomó una servilleta y le limpio la comisura de su labio, Draco no objeto al respecto.

— ¿Cuánto tiempo durará?

Los grises e indescifrables ojos de Malfoy permanecen emparejados a los suyos—Será como compartir piso... Hasta que se vuelva incómodo supongo—realmente no había pensando en ello.

Dos bodas para navidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora