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Team

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❝Locked inside of my mind
I can't fight, but I'll try.❞

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Para la desgracia constante de Nanako, tuvo que correr a cambiarse apenas el timbre sonó, únicamente para llegar rápido al gimnasio donde el equipo femenino estaría practicando en los próximos minutos. No quería ganarse una posible reprimenda de parte de la capitana del equipo, que con sus ánimos no estaba segura de aguantar sin gritarle o ponerse a llorar.

Sabía bien que su mayor la tenía en la mira, esperando cualquier error para dejarla en ridículo, Nanako era buena para identificar a ese tipo de personas. 

Al llegar, se dio cuenta que corrió para nada, pues en el gimnasio únicamente se encontraba una chica que al parecer tenía rato ahí. La de lentes rojos supuso que las clases de la desconocida habían terminado antes.

La chica, tal vez unos pocos diez centímetros más alta que la misma Nanako, se encontraba acostada en el medio de la cancha, con sus extremidades extendidas como si fuera una cómica estrella de mar y con los ojos cerrados.

Nanako tuvo que acercarse para poder verla bien, se paró a su lado con curiosidad y se inclinó hacia abajo, observando a la chica acostada y analizando si se encontraba dormida o muerta, en todo caso.

La chica era bonita, tenía un cabello rubio desparramado contra el piso, pero Nanako suponía que llegaba hasta un poco más abajo de sus hombros, y entre los tonos del amarillo opaco sobresalía un mechón teñido de un rosa suave pero brillante del lado derecho de su ordenado flequillo.

Solamente la había visto una vez, el día donde conoció a todas las integrantes del equipo, pero Nanako se encontraba ocupada tratando de aprender del juego que no prestó atención especial a la apariencia de las jugadoras.

Era la primera vez en la semana que se encontraría con el grupo nuevamente, por lo que procuraba actuar con cautela ante ellas, pese a que la única que le había dirigido la palabra era la capitana, groseramente, por cierto, una experiencia que no le gustó en absoluto.

Aún así, estaba probando suerte con las demás, no todas podían ser tan... Prepotentes.

La chica tirada abrió los ojos finalmente, sus cuencas azul verdosas se abrieron aún mucho más por la sorpresa al ver de repente a la 'niña rosa', apodo que le proporcionó internamente aquella única vez que la vio. La rubia se había prometido a sí misma interactuar con Nanako Yukimura la próxima vez que la viera, pues esa primera vez justamente coincidió con el día donde llevaba el mal humor más grande posible debido a sus tontas compañeras que no hacían más que tener una actitud totalmente desagradable que la ponían a la defensiva lo que restaba del día.

Bubblegum | Kozume KenmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora