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Los besos en su espalda le hacían suspirar, parecía que el pelinegro estaba apunto de devorarlo lentamente y tenía miedo de eso, pues se estaba tomando su tiempo para observar cada centímetro de su cuerpo

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Los besos en su espalda le hacían suspirar, parecía que el pelinegro estaba apunto de devorarlo lentamente y tenía miedo de eso, pues se estaba tomando su tiempo para observar cada centímetro de su cuerpo.

-¿Puedes apurarte?- su voz sonó un tanto nerviosa y el pelinegro sonrió ente ello, -Quiero recordar cada centímetro de tu cuerpo chiqui- y a continuación dio un beso sobre su glúteo, después de unos segundos el rubio chilló ante la sorpresa pues el mayor le dio una mordida.

Se acomodo sobre las sábanas moradas, boca arriba con las piernas abiertas. El mayor levantó su cuerpo y puso una almohada bajo sus caderas, se acercó a su rostro y lo empezó a besar mientras que con sus manos acariciaba su pecho, el rubio suspiraba entre el beso sintiendo escalofríos al tacto del mayor. -¿Podemos no usar condón?- le miró quedando en silencio durante unos segundos, "mierda" pensó el rubio, ya estaba resignado a usar condón pero por el como le estaba mirando y tomando en cuenta que sería la última vez que tendrían sexo estaba empezando a dudar. Asintió mirando a un lado evitando sobre todo el contacto visual.

Definitivamente se sentía diferente, las estocadas fuertes no tardaron mucho y la sensación de estar piel a piel le daba escalofríos de placer, sentía el palpitante miembro del pelinegro dentro de el tocando en lo más profundo de su ser, gimiendo sin control. -ugh...- gimió el pelinegro, se sentía tan bien probar al rubio sin condón, le volvía loco el interior del rubio, su cintura, sus caderas, su labios, sus ojos, sus gestos, los gemidos, el como temblaba cuando se iba a venir, la tierna forma en la que caminaba después del sexo, le volvía loco rubius.

Era un deleite para ambos, el ver al mayor sobre el sudando y embistiendolo mientras hacía expresiones bastante sexys, por otro lado el rubio debajo de él, haciendo los gestos más sexys qué alguien podría ver, tan sumiso, tan indefenso, gimiendo y mirándole con esos ojos que solo le invitaban a ser más duro con el. El sentimiento y ambiente que tenía esta habitación era parecida a la vez que por primera vez se tuvieron.

El pelinegro no quería terminar nunca, quería tener para siempre esa vista...

☆☆☆

El agua recorría sus cuerpos, el rubio estaba exhausto y no podía seguir, -M-mis piernas...- miro sobre su hombro para ver al pelinegro y este le sonrió, cargándolo y el rubio enrollo sus piernasa la cintura del mayor, siendo embestido más profundo, importandole poco si hacia mucho ruido pues ya llevaban unos 4 rounds y el pelinegro no tenía intenciones de parar ahí mismo.

Tuvieron sexo durante horas, el rubio estaba a nada de desmayarse, no tenía ni idea de cuantas veces se había venido y ahora solo lloraba por lo sensible que se encontraba. No había lugar donde no lo hubieran hecho, la cocina, la sala, detrás de la puerta, en el baño, la tina, el comedor, el sillón, la alfombra, la cama, frente a la ventana y frente al espejo. -Y-ya no puedo- gimió sobre los labios del otro.

-Dime que me amas- dijo el pelinegro sobre su cuello, escondiendo su rostro. -¿Eh?- el menor no pensaba claramente y sintió un momento de lucidez cuando escucho eso pero aún así, no sabía pero el decir esas palabras le ponían muy nervioso, -T-te amo samuel- dijo con dificultad y el pelinegro empezó a embestirlo más fuerte, siguió escondiendo su rostro en el cuello del menor y este abrazaba su espalda mientras encajaba sus uñas en la gran espalda del mayor.

Desde que dijo eso, no pudo parar...la mirada es sus ojos, su rostro rojo y sudado, su cabello alborotado, su cuerpo lleno de marcas y gimiendole que lo amaba. -!TE AMO!- gimió fuertemente mientras cerraba los ojos, sintiendo que estaba cerca del orgasmo  -Ugh, t-te amo, agh...!T-TE AM-MO!- gemia sin control, intentando formular esas palabras y el pelinegro se excitaba cada vez más. El rubio seguía diciendo esas palabras, desesperado y temblando. -Ugh, mierda, callate- dijo mientras seguía embistiendo pero el rubio seguía gritando eso. -¡CALLATE!- grito mientras empezaba a besar salvajemente al menor, el rubio gemia entre el beso mientras por fin se liberaba de la tensión de su cuerpo, recibiendo el miembro del mayor para que el también se liberará. -Y-yo...- decía el pelinegro para después morder el hombro del rubio quien gimió de placer y dolor.

Tirándose a la cama los dos quedaron rendidos y durmieron, el rubio fue quien inmediatamente cayó en los brazos de morfeo. Fue el mayor quien lo acomodo y limpio su cuerpo para después cobijarlo y que descansará, hizo lo mismo con el. Una vez limpio se acosto en su cama y abrazo al menor, probablemente sería la única y última vez que dormirían de esa forma. Miro las facciones tranquilas del rubio y suspiro, sintiéndose un vacío en su pecho, sentía un muy mal presentimiento.

☆☆☆

Se levantó con la luz del sol que entraba por su ventana, tardando unos segundos en acostumbrarse a la luz. Miro a su lado y estaba vacío, suspiro y sintió un vacío en su pecho, el sabía que el rubio hablaba en serio.

Tomo su teléfono y eran las diez de la mañana, se levantó y con un dolor de cabeza se metió a darse una ducha lo mejor seria que el agua se llevara todo su estrés.

Caminaba por las calles de la ciudad, sin algún rumbo, sin mirar a nadie, solo contemplaba los árboles y las nubes, un día soleado sin dudas. Sonrió ante la alegría de ver a los niños jugar en el parque, los pájaros cantar y el sonido de las hojas moviéndose. Se borro su sonrisa cuando recordó aquel momento donde llorando gemia "Te amo" a el pelinegro y sintió su pecho tan raro, no quería pensar en eso...pensar en eso era aceptar que se había enamorado de alguien que solo quería su cuerpo.

Dato curioso;
Esta historia en parte esta escrita desde una experiencia personal.

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