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Su mirada se enfocó en el rostro ajeno, de modo en que parecía estar buscando las palabras correctas para responder al llamado de Tanjiro. Después de todo, encontrar las palabras correctas para explicar algo que incluso él mismo no había acabado de procesar, era realmente difícil.

Entreabrió sus labios para hablar, y entonces todo se vino abajo.

Se encontró con la oscuridad reinando en el lugar, un techo conocido, así como el aroma particular que sintió la primera vez que abrió los ojos en tal lugar. Su mente dió vueltas por un momento. Parecía seguir en el mismo lugar que había estado seguro de abandonar previamente, pero no lo comprendía, se sintió real en su propia carne, aún podía sentir un deje del tacto cálido que pertenecía a una persona viva.

Los minutos pasaron antes de que moviera su cuerpo, sentándose en el futón, de modo en que cruzaba sus piernas en una posición tanto de descanso como concentración.

Tenía cierto conocimiento básico sobre los demonios, sin embargo, en su situación no podría ser identificado como un demonio normal, por lo tanto, volvía al mismo punto de inicio en que no comprendía nada del funcionamiento de su cuerpo. Aún así, dormir no parecía una necesidad dentro de su sistema, en ese caso, ¿por qué sintió a sí mismo dormir durante un período que podría comprarse a un descanso humano?

Dirigió su vista a través de la oscuridad, visualizando a lo lejos un par de frascos con un líquido carmesí en su interior, no era difícil adivinar qué era, por lo que tensó su mandíbula. No había comido nada, su cuerpo estaba pidiendo consumir algo desagradable que podría hacerle vomitar de la sensación, sin embargo, Yushiro le había explicado con bastante claridad el hecho de que no necesitaba carne humana, sangre como sustituto sería suficiente para calmar el hambre e instintos.

Aún era desagradable.

Apretó sus manos en un puño cerrado, para posteriormente apartar la mirada. Podría mantenerse consciente, debía ser capaz de luchar contra sus propios instintos y, de no ser así, se entregaría para ser asesinado. Al fin y al cabo, debió haber muerto con honor luego de la batalla contra la Luna superior.

Probablemente su sueño acabó siendo una fantasía producto de sus deseos, siendo que, actualmente, no podía asegurar el ser capaz exponerse en medio de tanto gentío y controlarse como un demonio recién nacido.

Un suspiro escapó de entre sus labios, al tiempo en que extendía su propia mano frente a sus ojos, aún parecía existir alguna sensación fantasma persistente de calidez en su mano.

Anhelo.

Una palabra que no le pertenecía, nunca se había permitido sentir algo de este tipo, siendo que no era capaz de vivir para sí mismo. Hasta el final su vida fue con un fin bastante estricto. Era fuerte solo para los demás, pero incluso si poseía tal fuerza y talento que pudiese ser envidiado por cualquiera, su interior sufría de una completa entrega destinada por los dioses.

Sus ojos brillaron con intensidad una vez más al captar esa emoción creciente en su pecho. Anhelaba ese contacto nuevamente, ese calor abrazador. Incapaz de resistir el sol, y a pesar de ello, buscando ese calor y luz que el cazador de demonios poseía.

Un deje de luz solar se dejó aparecer frente a él, tan solo una fina línea que provenía desde la ventana, cuyas cortinas no habían sido cerradas correctamente, permitiendo que tal pudiera filtrarse. Sus instintos inmediatamente advirtieron del peligro que significaría para él el exponerse a la luz del día, por lo que de forma casi inconsciente retrocedió un poco en la dirección contraria a ella.

— El Sol...

Aquel brillo en sus ojos desapareció de un momento a otro, en lo que su consciencia dominó sus instintos, extendiendo su derecha con cierta lentitud, hasta que la misma entró en contacto con tal rayo de luz. El aroma a piel quemada inmediatamente llegó a sus fosas nasales, seguido del dolor ardiente de estar quemando su propia piel de forma voluntaria.

Su ceño se frunció. Dolía, sí, pero había soportado más dolores con anterioridad, podía soportarlo. Entonces, su cuerpo se siguió inclinando hacia delante, carente de cualquier emoción. Era un demonio, su deber era...

"Podrías haber huído, ¡solo tenías 14 años!"

Esa voz, esa frase, esa conversación.

— Yuichiro, egoísta...

El brillo volvió a tomar un lugar en su mirada, en lo que las lágrimas se acumulaban en sus ojos. Apartó su mano del calor, negando repetidamente para sí mismo, su hermano aún no lo quería con él, el mismo que rezó porque continuara con su vida, en lo que la suya se apagaba lentamente.

— Te extraño...

Murió y aún volvió a la vida. Lo había visto, en su mente la imágen se veía tan claramente que parecía imposible haber perdido ese recuerdo una vez que abrió sus ojos. Recordaba verle en la misma apariencia jovial de sus once años, las lágrimas en sus ojos en lo que se quejaba con él.

Quería gritar, llorar y acurrucarse, deseaba ser el niño que no se permitió ser durante años, acurrucarse en el regazo de sus padres o recibir el abrazo de su hermano, escuchar sus quejas sobre lo llorón que era, y llorar aún más por eso. Pero estaba absolutamente solo.

Sus ojos se cerraron en medio de sus intensas lágrimas. Fue tan solo un parpadeo, sin embargo, al abrir sus ojos, el mundo a su alrededor había cambiado nuevamente.

A su alrededor vislumbraba el ambiente nostálgico de una de las habitaciones de la mansión donde solía vivir mientras aún era un Pilar. El aroma reconocido le trajo una sensación de tranquilidad y seguridad que mantenía su corazón latiendo con cierta inestabilidad. Había algo que no terminaba de convencerle de tal escenario, ese algo hacía que su pecho lo sintiera a desmoronar en cualquier momento.

— ¿Estás llorando?

Al escuchar otra voz, terminó de alzar su mirada, encontrándose nuevamente con la apariencia, ya mayor, del jóven que había visto anteriormente en otro escenario. Esta vez, llevaba una expresión de suma preocupación, inclinándose en su dirección con ambas manos extendidas hasta llegar a acunar su rostro entre ellas.

Cálido.

— Debe ser muy doloroso, ¿no es así? Está bien si necesitas llorar, estaré aquí contigo. Te acompañaré hasta el final.

Esa voz tan cálida como el sol hizo su pecho arder. Era posible que, siendo demonio, incluso si pecho se estuviese quemando al recibir tan directamente el efecto del Sol en sí mismo. Era tan doloroso, que las lágrimas acabaron rodando por sus mejillas una tras otras, siendo acompañadas de sollozos que no podían ser retenidos por mucho que mordiera sus labios con insistencia hasta sangrar.

Se permitió ver indefenso, dejando que Tanjiro le rodeara en un fuerte abrazo para contenerle, su mano derecha acariciando su cabello en un consuelo silencioso, sin dar una palabra más, no había necesidad de continuar hablando.

Para Muichiro era frustrante a pesar del alivio; le aliviaba a pesar de ser frustrante.

Se sentía expuesto, mas no humillado. Quizá incluso desde antes fue capaz de sentir tal cercanía con esta persona, sin darse cuenta, le había permitido pasar sus barreras más de la cuenta, de modo en que actualmente era imposible detener el destino entrelazado que se había forjado, sin importar si lo sabía o deseaba.

Tenía una vida nuevamente, no deseaba cargar con arrepentimientos.














































Nota de autor:

Aquí vamos de nuevo, cof-
En serio, en serio, en serio trataré de actualizar más rápido. En mi defensa, los horarios de trabajo no me sueltan 🫵🏻😭 Dios, necesito vacaciones.
Cortito, pero me pareció justo, ¿qué piensan? ¡Hasta luego!

Cristal eyes [TanMui]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora