Capítulo 5

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El silencio de la noche es destrozado por el agudo timbre del teléfono, arrancándome bruscamente del sueño. Me incorporo de golpe, el corazón latiéndome con fuerza en el pecho. La oscuridad de la habitación parecía opresiva mientras mis ojos se ajustan, y el sonido insistente del teléfono llena el aire.

Con manos temblorosas, alcanzo el teléfono en la mesita de noche y lo llevo a mi oído.

—¿Cassian? —La voz de Lysandra sonaba urgente, cargada de tensión.

—Lysandra, ¿qué ocurre? —pregunto, tratando de sacudirme el sueño y concentrarme. Sentía un nudo de preocupación formarse en mi estómago.

—No hay tiempo para explicaciones detalladas. Algo ha sucedido. Necesito que vengas al cuartel general inmediatamente.

La urgencia en su tono me hizo saltar de la cama, ya plenamente despierto.

—Voy en camino —digo, colgando rápidamente y comenzando a vestirme. La noche, que había comenzado tranquila, ahora estaba llena de una inquietud ominosa.

Mientras me abrocho la chaqueta, mi mente corre a mil por hora. ¿Qué podía haber pasado? Eran apenas las tres de la madruga cuando salgo corriendo de mi apartamento y me dirijo rápidamente a la estación de metro más cercana, me muevo con rapidez, mis pasos resonando en la quietud de la madrugada. El cuartel general estaba situado en el sótano de una vieja casa de las afueras de la ciudad. Tardaría en llegar mínimo veinte minutos. Veinte minutos que se me hicieron eternos, no podía sacarme de la cabeza la preocupación y angustia del tono de voz de Lysandra.

Al llegar, empujo la puerta con fuerza y me encuentro con Lysandra y varios miembros de la Sociedad reunidos en la sala principal, sus rostros sombríos y preocupados.

—¿Qué ha pasado? —pregunto, mirando a mi alrededor.

Lysandra tomó una profunda respiración antes de hablar.

—El mundo esta en peligro—



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