3. Que-te-jodas 2.0 versión Beta

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El frío inhumano y desesperado estaba esfumándose, gracias al sol que luchaba con ímpetu para adueñarse del cielo, autoproclamándose como el rey supremo por ese día. Jongin realmente agradeció eso, porque entre sus ideas para pasar el día no estaba el que su mamá discutiera con él por cosas triviales, como ya era usual. Ya se había acostumbrado a ello, pero esa vez, realmente lo tocó en su punto sensible, por lo que estaba enojado y con muchas ganas y deseos de no estar a su alrededor por un tiempo. Su idea era dirigirse a su cafetería favorita y desayunar como Dios manda. No obstante, su plan se vio truncado, debido a que se encontró con la persona que menos quería tropezarse en la Tierra. De 50 424 000 habitantes en Corea del Sur, tenía que ser él. Excelente, el día no haría nada más que empeorar.

—Jongin-ah, ¿qué hace mi querido amigo por acá? —. Un chico con labios grandes y un poco más bajo que él se acercó con una amplia sonrisa, que parecía sincera.

—Hola Taemin —. Jongin le sonrió a medias, tratando de hacerla parecer lo más natural posible.

—¿Qué hacías? ¿Puedo acompañarte? Aunque... necesitaba comprar algunas cosas, pero dejé mi billetera —, fingió una casi convicente cara de perrito regañado— ¿Puedes pagarlas por mi? Por favor, por favor —. Tiró del abrigo de Jongin y dio pequeños saltitos tratando de convencerle. Pero al parecer fue en vano.

—No. No esta vez Taemin —. Arrancó las manos del chico de su abrigo con desprecio y se apresuró a seguir su camino.

Taemin no iba a dejarlo así sin más,—si mi memoria no me falla... hay un pequeño asunto que podría fácilmente...

Jongin sintió un escalofrío recorrer toda su columna vertebral al recordar aquella terrible noche. No, ese bastardo no se atrevería. Solamente tomó una mala decisión, o quizá varias de ellas, pero eso debería haber quedado en el pasado. Pero allí estaba Lee Taemin, aprovechándose en cada oportunidad que se le presentaba. Se giró sobre sus pies para encararlo a continuación.

—¿Realmente es necesario? ¿Hasta cuando seguirás chantajeándome?

Taemin se apoyó en las puntas de sus pies, para así ganar un poco más de altura y lograr intimidar a Jongin.

—¿Y si lo hago qué? ¿Qué harás? ¿Te gustaría que todos los demás sepan tu secretito?

Jongin suspiró rindiéndose. No podía dejar que los demás se enterasen. —¿Qué tenías que comprar Lee Taemin?

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Kyungsoo tenía el día libre. Baek literalmente lo empujó a patadas fuera de la tienda, alegando que necesitaba relajarse y que la mañana estaba perfecta para ello. Y no lo hizo porque se preocupara por él, lo hizo porque temía ser víctima de asesinato, y aún tenía muchas metas por cumplir... como crear el delineador perfecto. Soo, siendo tan ordenado y perfeccionista como era, creó un itinerario de lo que haría durante el día: Comprar ropa nueva, algunos libros que le habían interesado, almorzar una suculenta pizza en su restaurant favorito —que cabe destacar que es al único al que iba a comer pizza, según él ninguna se comparaba a ella—. Además, quería ir a dar un paseo en bicicleta por un parque cercano a su casa, y finalmente experimentar con su horno nuevo. Por esa razón había estado efusivamente feliz algunos días atrás, hasta que, como es usual, fue contrareado y así acabaron con toda su paz.

Ya llevaba en su poder una buena cantidad de ropa nueva, la gran mayoría iban en una escala desde el negro al blanco, y se dirigía directo a la librería, siguiendo al pie de la letra su plan y adquirir todos los libros que deseaba, o los que su bolsillo podía permitir sin caer en depresión y querer tirarse de un puente. Sin embargo, pudo divisar a lo lejos a cierto chico de considerable altura, junto a otro joven, que al parecer parloteaba como sino hubiera un mañana, pero por lo visto, esto no le hacía mucha gracia a la jirafa.

Sickeningly Sweet ➳ KaisooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora