Bajo la Luna de Ryan

capítulo cuatro

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Secretos que esconde la Luna

Aunque Ryan seguía vigilando a Luna, había comenzado a interactuar con ella un poco más, intentando acercarse a la figura enigmática que había llegado a su vida. Sin embargo, las dudas y el misterio que rodeaban a Luna seguían atormentándolo. Una tarde, Ryan llegó a casa antes que Luna, lo que le brindó una oportunidad que no podía dejar pasar. Decidido a obtener respuestas, pero con un sentimiento de culpa que lo atormentaba, tomó las llaves de las habitaciones y se dirigió a la puerta de la habitación de Luna.

Sabía que estaba invadiendo su privacidad, un acto que podría tener consecuencias graves si Luna lo descubría. La idea de ser descubierto y enfrentarse a su ira lo preocupaba, pero la necesidad de respuestas era más fuerte. Con las llaves temblando en su mano, abrió la puerta de la habitación de Luna y entró con cautela.

La habitación era sorprendentemente ordenada y austera, con pocos objetos personales visibles. Ryan comenzó a revisar cada rincón, buscando algo que pudiera arrojar luz sobre la verdadera identidad de Luna. Sabía que necesitaba encontrar pruebas concretas antes de que ella llegara a casa; de lo contrario, sus esfuerzos serían en vano y podría arruinar la relación que había intentado construir con ella.

Cada segundo que pasaba en la habitación se sentía como una eternidad, y el riesgo de ser descubierto solo aumentaba su ansiedad. Mientras buscaba frenéticamente entre los pocos objetos de la habitación, el sonido de una puerta abriéndose a lo lejos lo hizo detenerse en seco. Su corazón latía con fuerza mientras se preguntaba si Luna estaba a punto de llegar.

El ruido que había escuchado no era otra cosa que la llegada de su madre, que acababa de regresar de unas compras. Ella lo llamó desde el pasillo, anunciando su llegada con un tono amable. Ryan, aliviado al darse cuenta de que no era Luna quien estaba cerca, sintió un peso levantarse de sus hombros. Aprovechando la oportunidad, continuó su búsqueda con renovada determinación.

Mientras revisaba una de las gavetas del escritorio de Luna, encontró un libro encuadernado en cuero desgastado. La portada mostraba una imagen intrigante: un ser alado tocando la frente de un humano en un gesto que parecía casi ceremonial. Ryan sintió un escalofrío recorrer su espalda al reconocer el título en la portada: "Entrar en el Mundo de los Tejidos a través de los Humanos". Era el mismo libro que Olivia había mencionado cuando le ofreció a Luna una lectura sobre los misterios del Mundo de los Tejidos.

Ryan abrió el libro con cuidado, hojeando las páginas con rapidez pero con atención. Cada página estaba llena de ilustraciones detalladas y textos enigmáticos que describían rituales y conexiones entre los mundos. A medida que leía, se daba cuenta de que el contenido del libro parecía alinearse con los eventos recientes en su vida, sugiriendo una conexión directa con las alas de Luna.

La revelación lo dejó atónito. Mientras el sonido de su madre aún resonaba en la casa, Ryan comprendió que había encontrado una pieza crucial del rompecabezas que podría explicar la verdadera naturaleza de Luna. Sin embargo, sabía que debía actuar con rapidez antes de que ella regresara y descubriera su intrusión. La búsqueda de respuestas estaba lejos de haber terminado, y ahora tenía en sus manos una clave que podría cambiar todo lo que sabía hasta ahora.

Luna llegó a la casa en una tarde tranquila, saludando cordialmente a la madre de Ryan, quien se encontraba en la cocina sirviendo la cena. La madre le sonrió amablemente y le ofreció una cálida bienvenida. Ryan, que acababa de bajar las escaleras, saludó a Luna de manera neutral, su rostro reflejando una calma que no correspondía completamente con el torbellino de pensamientos que tenía en mente.