Naruto - Condenados a repetir ✔️

7

¡No tires de esa! Es mi hinojo".

Kaeru frunció el ceño mientras apartaba la mano de la planta que había estado a punto de arrancar. Le parecía una mala hierba, pero ¿cómo iba a distinguir las malas hierbas de las plantas que no tenían flores? Aunque supuso que ésa era la razón por la que la anciana arrugada estaba de pie sobre su hombro, escrutando cada uno de sus movimientos. Por no hablar del jounin con gafas de sol que observaba a Kaeru como un halcón.

Kaeru se preguntaba quién estaría vigilando a Konohamaru ahora que Ebisu estaba regulado para hacer de niñera de la última incorporación a los genin de Konoha.

Pasándose el dorso del brazo por la frente para quitarse el sudor, Kaeru se acercó a una planta bastante parecida a una que había arrancado anteriormente y tiró de ella. Al no oír gritos de protesta de la anciana, sacudió la tierra de las raíces y tiró la mala hierba a un lado. Había olvidado lo descerebradamente aburridas que podían ser las misiones de rango D. Kaeru había vivido innumerables ataques de todo tipo, desde bandidos hasta nin locos-que-toman-el-mundo-por-bijuu-desaparecidos. Y ahora estaba arrancando malas hierbas para una vieja bruja quisquillosa. Por no mencionar el hecho de que sudaba a mares bajo la camisa oscura de manga larga que le cubría la piel.

Las cosas que hacía por su preciada gente.

Una pequeña sonrisa cruzó el rostro de Kaeru mientras arrancaba otra hierba y la arrojaba a su creciente montón. Sorprendentemente, las últimas semanas de misiones de rango D no habían sido una pérdida total. Al menos Naruto tenía a alguien que simpatizaba con él cuando se quejaba de lo aburrido que era perseguir gatos, patrullar las murallas de la aldea y llevar la compra a las ancianas. Y las misiones de rango D apenas consumían chakra. Kaeru no había tenido ningún problema con su estómago -o, más exactamente, con sus sellos- desde aquel último combate con Kakashi. El único inconveniente era que Kaeru sabía que su estado se estaba volviendo grave si sus sellos necesitaban fortalecerse cada vez que utilizaba chakra. Tendría que encontrar una forma de evitarlo, y pronto, si quería sobrevivir lo suficiente como para hacer algo.

Tal vez podría pedirle a Naruto que le echara una mano con eso. El mocoso había caído rápidamente en la costumbre de preguntar a su Kaeru-nii-san todas las noches si necesitaba que le pintaran los sellos. Una parte de Kaeru se alegraba de poder negarse a Naruto, dado que la necesidad de reforzar sus sellos significaría que estaba mucho más cerca de la muerte. Pero una parte mayor de él vio el estremecimiento decepcionado que Naruto aún no era tan bueno ocultando. Naruto se daba la vuelta con los hombros tensos, aceptando en silencio el hecho de que su figura de hermano mayor no le necesitaba, y Kaeru le exigía adónde iba cuando Kaeru tenía tanto que enseñarle.

Hasta ahora, Kaeru había trabajado sobre todo en las lagunas de conocimiento de Naruto. Habían repasado la historia básica y los rangos ninja, utilizando tantos ejemplos de conocidos de Naruto como a Kaeru se le ocurrían. Ambos retenían mejor las cosas cuando podían conectar lo que estaban aprendiendo con la experiencia personal. Kaeru ni siquiera había llegado a los puntos más delicados del Kage Bushin, pero aún no estaba seguro de ese entrenamiento. El Kage Bushin era un kinjutsu por una razón. Cada copia de la persona liberaba sus propias experiencias y recuerdos cada vez que se disipaba. Pero, demasiada información, y el cerebro del originador se freiría.

Había un término más técnico para ello, por supuesto, pero Kaeru no recordaba cómo lo había llamado Sakura.

"Eh", llamó Kaeru por encima del hombro de repente. "¿Qué quieres que haga cuando acabe?".

"¿Por qué?" Ebisu miró al chico con el ceño fruncido.

"Porque he terminado". Kaeru sonrió ante la confusión de Ebisu.