Capítulo 5

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Taehyung.

El beso de Jungkook me toma desprevenido, pero antes de darle la oportunidad para separarse, profundicé el contacto de nuestras bocas en un vaivén necesitado, sediento de más.

Sus labios de mueven en sincronía con los míos, transmitían tanta calidez y suavidad que no pude evitar gemir por la deliciosa sensación.

Mis manos acariciaron los músculos de su fuerte pecho y subieron hasta su cuello. Él me sujetó de la cintura como si se negara a soltarme y yo apreté mi cuerpo contra el suyo.

Tan adictivo.

En un segundo, no sé cómo Jungkook abrió la puerta de su habitación con una mano y nos encerró a ambos allí. No tardó en empujarme contra la puerta y volver a devorar mi boca con aún más ansias.

Debía ser un delito besar de esta forma, sentía que podía derretirme entre sus brazos.

–Jungkook –Jadeé, mi aliento rozó sus labios color cereza y no evité el impulso de acariciarlos con mi dedo índice.

La forma de sus labios era perfecta, todo en él parecía hecho a la medida: un regalo del cielo.

Jungkook sonrió e mordió la punta de mi dedo de una manera tan sensual que realmente creí que fallecería en ese instante.

–Lo siento, Taehyung, no sé si puedo alejarme de ti –Suspiró.

–No tienes porque hacerlo –Acaricié su mentón– .Este puede ser nuestro secreto –Me acerqué y lamí el piercing bajo su labio– .Nuestro sucio secreto.

Jungkook sonrió mostrando sus dientes y el brillo en sus ojos me dejó sin aliento.

Dios, mi corazón iba a estallar.

Sin embargo, el momento fue arruinado por los constantes llamados de SeokJin.

Con una mueca de tristeza, le dije que debía irme y él apartó el cabello de mi oreja.

–Tranquilo, no creo poder mantener la distancia mucho tiempo –Me miró de arriba abajo– .Eres...

–¿Irresistible? –Levanté una ceja.

–Veo que alguien tiene el ego muy arriba.

–Veo que alguien quiere tenerme arriba –Le susurré.

Jungkook soltó una risita y juré que fue el sonido más tierno que había escuchado.

Seguidamente, salí de la habitación de Jungkook encontrándome con la figura de SeokJin. Tenía los brazos cruzados y supe de inmediato lo molesto que estaba.

–¿Qué hacías en la habitación de ese alfa?

–¿Me perdí? –Intenté mentir, pero realmente era pésimo en eso.

–Ajá y yo soy feo –Negó con la cabeza y tironeó de mi brazo– .Vamos, Namjoon te está buscando por cielo y tierra.

Puse mis ojos en blanco mientras era llevado arrastrado por el omega.

–No sé cuál es su obsesión conmigo.

–Eres su fuente de ingresos número uno, debe cuidarte más que a su trasero, Tae.

...

Después de ducharnos, reanudamos a nuestros respectivos cuartos y la sonrisa que brillaba en mi rostro llamó la atención de más de un omega.

–¿Y a ti que bicho te picó? –Sunoo, que escuchaba música en su cama, se sacó un auricular para preguntarme.

–Nada –suspiré– .Fue un día bonito.

Terminé de doblar una de las camisas que me colocaba para ocaciones especiales, ya que la mayoría del tiempo utilizábamos simples batas de seda. Casi todas las que me pertenecían eran color rosa, Namjoon decía que ese color fue hecho para mí.

¿Exageraba? Era probable.

Observé mi alrededor y no me sorprendió que mis compañeros se dedicaran a embellecerse mediante tratamientos faciales, maquillajes sutiles y peinados nuevos. Después de todo este era nuestro deber: servir, obedecer y complacer a los alfas.

Sostuve un mechón de mi cabello rubio y me cuestioné si era hora de cambiarlo o no, pero de inmediato me retracté de esa idea. Ese tono había sido elegido por Namjoon, en realidad, los estilos de todos fueron elegidos por él y su estilista personal.

A veces desearía vestirme como yo quisiera, tomar elecciones por mi mismo, no obstante, ese era un sueño bastante lejano y tenía que estar agradecido con Namjoon.

Él nos salvó, a todos los omegas en esta habitación. Antes de él nuestra vida en el orfanato se basaba en sufrimiento, hambre y abusos, y ahora, al menos éramos tratados con respeto y cariño. Sí, vendíamos nuestro cuerpo, pero era una manera de pagarle a nuestro amo por los años en que nos ayudó y nos cuidó como si fuéramos su familia.

Saqué esos pensamientos de mi cabeza y tomé asiento en mi cama. Abracé mi peluche de tigre y sin conseguir evitarlo volví a recordar mis besos con Jungkook.

Él olía a colonia masculina y hechizaba a mi débil sentido del olfato.

Su piel brindaba tanta suavidad que ni la más fina tela de mis atuendos se le comparaba.

Y su cabello... Dios, su cabello.

¿Él estaría pensando en mí como yo en él?

La puerta siendo tocada me sacó de mi ensoñación y Namjoon ingresó con una sonrisa. Como de costumbre, lo saludamos efusivamente y él fijo su mirada en mí.

Sabía lo que vendría a continuación.

–Taehyung, te espero en mi cuarto.

Asentí y él cerró la puerta. Probablemente había tenido un día muy pesado en el trabajo y quería quitarse el estrés conmigo.

Estaba bien, como omega era mi obligación complacer a los alfas.

–¿Estás seguro de ir? ¿No prefieres que vaya yo? –SeokJin cuestionó tan protector como siempre.

–Me quiere a mí, lo sabes –Fingí una sonrisa y dejé mi peluche sobre la cama– .Nos vemos mañana.

Me despedí de los chicos y cuando estaba a punto de irme, la mano de Jeongin me detuvo.

–Esta será la última vez, ¿no? –El omega pequeño me preguntó con la esperanza iluminando sus ojitos– .Porque un alfa se enamorará de ti, te casarás y vivirás feliz para siempre como en las películas que solemos ver.

–Así será y a ustedes también les sucederá.

Revolví su cabello y él río de una manera infantil. Salí de la habitación y sólo allí permití que mi expresión decayera.

Sabía que sería libre, ¿pero cuándo?



Omega Prohibido (KookTae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora