juntita

314 44 11
                                    

Desde hace días andabai bajoneada y no querías hablar con nadie, todo te irritaba y solo querías desaparecer.

Aunque eso lo disimulabas bien con tus papás, a no ser que analizaran tus movimientos corporales para detectar que no estabai bien, pero claramente no lo hacían.

Sacaste unas galletas y te serviste bebida para ir a flojear a tu pieza, no tenías planes para el finde asi que decidiste ver alguna película o alguna serie.

A veces te gustaba pasar tiempo a solas pero justo en estos momentos no, lo que más necesitabas era la compañia de alguien.

Pensaste en el shoyo, pero probablemente estaría ocupado jugando volei con el tobio, asi que descartaste a los dos, después pensaste en el ryu y el noya, nada en contra, seguían siendo opcion, también pensaste en la yachi, ya que últimamente habían estado hablando mucho.

Llamaste a los tres, la yachi contesto altiro, el noya se demoró un poco y el ryu contestó pero se escuchaba horrible.

-¿Que pasa maca?-Preguntó preocupada la Yachi.

-Perdón si se escucha mal, estoy en el techo.-El ryu siendo el ryu.

Tranqui, se escucha de pana
Es que estoy sola y me siento bajonea, ¿quieren venir a mi casa?

-Sii, de una, no estoy haciendo nada.

-Yo también apaño, pero primero tengo que ordenar unas weas acá en el techo y voy.

-Ya estoy afuera abre.

Aweonao.—Te reiste.—Me avisan cuando estén afuera, nos vemos.

Cortaste y le mandaste un mensaje a tu mamá diciendole que iban a venir los chiquillos, dijo que no había problema siempre y cuando no dejaran desordenao, cosa que era poco probable.

Sacaste chispop y papas, unas galletas toddy y fuiste a comprar una bebida porque ya no quedaba casi nada. Fuiste con la plata justa y necesaria, ni te esforzaste en cambiarte pijama asi que solo te pusiste zapatillas y saliste asi.

El almacén te quedaba a 20 pasos, te caía bien la tía porque la mayoría de veces te fiaba, según ella solo te fiaba a tí porque siempre eras responsable con pagarle después.

Llegaste al almacén y la saludaste, tambien saludaste al gatito que estaba acostado en la pesa, sacaste una coca de 1.75L y la fuiste a pagar.

—¿Cuánto sería?—Preguntaste.

—1750 mi niña.—Te caiste de poto, habías llevado 1500 porque eso te costó la última vez.

—Eeh, me faltan 250, se los pago mañana si o si.—La miraste con carita de perro, nunca fallaba.

—Está bien, pero solo por ser usted.—Le sonreíste, pero antes de pagarle alguien atrás tuyo le extendió la mano a la tía.

Reconocias esas manos.

—No le fie ma, se mal acostumbra.—Te tensaste apenas escuchaste su voz, encima estabai con pijama.

Volteaste y lo viste ahí, con una sopa instantánea en las manos.

—No hace falta, voy a pagar mañana.—Le dijiste mientras tomabas su brazo para alejarlo de la tía.—Aparte siempre pago.

Volver a verte  |  Tsukishima KeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora