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Me desperté al día siguiente y parpadee varias veces recordando el incidente que tuve con la tarántula, ¿Qué tan mala suerte debía tener como para que me pasara eso?

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Me desperté al día siguiente y parpadee varias veces recordando el incidente que tuve con la tarántula, ¿Qué tan mala suerte debía tener como para que me pasara eso?

Subí la cabeza y separé los labios al ver a Finn mientras me abrazaba. Me moví un poco y sentí que apretó la mano que tenía en mi cintura lo que hizo mis mejillas calentarse por eso.

Suspiré cerrando los ojos mientras pensaba.

No quería aceptarlo, mucho menos asimilar el hecho de que lo más probable es que me estuviera volviendo a enamorar de Finn. No quería porque ya me había pasado una vez y terminé con el corazón roto.

Debía resistirme, evitar que esos sentimientos volvieran a florecer porque no era algo que quisiera volver a vivir.

Respiré profundo al sentir la cabeza caliente, como si estuviera hiperventilando. Tenía mucho calor y sentía algunos escalofríos.

Me quejé al saber que tenía fiebre, maldita picadura de tarántula. Aunque al menos no me había matado con la picadura.

Algunos segundos después sentí a Finn moverse a mi lado por lo que levanté la cabeza viéndolo cerrar los ojos con fuerza para después suspirar.

Me miró una vez estuvo completamente despierto y me pasó una mano por la mejilla quitándome el cabello de la cara.

—¿Dormiste bien? —preguntó y asentí mientras él me colocaba una mano en la frente—. Estás hirviendo Cass.

—Ya sé —me queje cerrando los ojos, solo a mí me pasaba el enfermarme mientras viajaba.

—Siéntate —Pidió enderezandose y yo lo hice apoyando la espalda en la cabecera de la cama—. Voy a ver si hay algo para ayudarte con la fiebre, no me tardo.

Se acercó a mí tomándome de más mejillas para dejar un beso en mi frente y después salió de su habitación dejándome sola.

Me quité la camiseta qué tenía puesta quedando con el top que me había puesto ayer mientras golpeaba mis pies en la cama.

Finn volvió algunos minutos después con un termómetro y un jarabe que encontró en la enfermería haciéndome reír.

—Deberías cambiarte, podemos ir a tu habitación si quieres —propuso luego de darme una cucharada del amargo jarabe.

—Está bien —accedí levantándome para después los dos salir de su habitación y entrar en la mía.

Busqué entre mis cosas hasta que saqué una camiseta de tirantes blanca y un short azul claro. Entré al baño para ducharme con agua fría y luego me cambié rápidamente para después salir.

—¿Me dejas ver tu brazo? —pidió y asentí sentándome a su lado extendiendo el brazo—. Está muy rojo, ¿Te duele?

—No, no siento nada —respondí ladeando la cabeza.

Just A Game // Finn Wolfhard. [✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora