CAPÍTULO 5

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—Y yo que pensaba que los sacerdotes solamente bebían el vino de la comunión.

Mi cabeza se levantó para ver a Phuwin de pie delante de mi mesa. Me encontraba en la pequeña cafetería que se ubicaba cruzando la calle de la iglesia, tratando de darle sentido al presupuesto de renovación y fracasaba, básicamente no logré hacer nada, a excepción de los foros de The Walking Dead que logré comprobar y los nuevos suministros que puse en la cafetería.

Quería pensar en una respuesta ingeniosa para saludar a Phuwin, pero
llevaba otraa ropa, uno de estilo vintage, color crema con mangas tres cuartos y unos shorts que le hacian lucir peligrosamente bien, y si bien no era algo revelador o especialmente ceñido, no hizo nada para ocultar la perfecta
curva de su cintura. Me hallaba lo
suficientemente cerca para llegar y tomar sus caderas en mis manos y tirarlo hacia mí; lo suficientemente cerca para poder agarrarlo y tirar de su short y luego enterrar mi cara en el cielo que mantenía ahí abajo.

(Además estaba lo que ocurrió la última vez que lo vi, terminé corriéndome por todo mi escritorio). Por suerte, tomó la silla frente a mí antes de perder todo el control y romper todos mis votos delante de todos en la cafetería.

—¿En qué está trabajando? —preguntó, señalando hacia la laptop.

Respiré un silencioso gracias a Dios ya que no notó, o al menos se encontraba dispuesto a pasarlo por alto, mi falta de respuesta y luego otro gracias por un tema seguro que era las hojas de cálculo de presupuesto.

—Estamos trabajando en recaudación de fondos para renovar la iglesia —le dije—. Y ya hemos tenido algunas ofertas para el puesto trabajo, es solo cuestión de asignar los fondos en los lugares correctos, después cumpliremos con nuestra meta inicial.

—¿Puedo echarle un vistazo? —preguntó, con su cabeza inclinada hacia la pantalla.

Antes de incluso asentir, ya había puesto la laptop a su lado de la mesa y fue desplazándose a través de mis hojas. Una sonrisa se arrugó en las comisuras de su boca, dándole un aspecto sexy, astuto y travieso, todo al mismo tiempo.

—¿Fue a la escuela, Padre Naravit? —preguntó, todavía desplazándose,
pausándose cada pocos segundos para hacer clic.

—¿Antes de mi Maestría en Divinidad? Lenguas clásicas. Si vis amari, ama.

—Supongo que no te enseñaron mucho acerca de las fórmulas de las hojas de cálculo en la clase de latín.

—Generalmente me encontraba ocupado con otro tipo de hojas —dije
como si fuera una broma alegre, pero salió más bajo de lo que me propuse,
más intenso.

Salió como una advertencia.

No. Salió como una promesa.

Sus ojos color avellana brillaron hacia los míos, y suspiró cuando vio mi rosto.

Joder, ¿qué es lo que estaba mal conmigo? ¿Por qué no podía tener
ninguna interacción normal y lejos de implicaciones de sexo?

—¿Qué decías acerca de las fórmulas?

—Um, bien. —Sus ojos se posaron de nuevo en la pantalla, y tragó. Su suave garganta se movió por la propuesta, y quería que esa garganta se arqueara ofreciéndose a mí. Quería todo su cuerpo arqueado ofreciéndose a mí.

—¿La iglesia carece de un buen software de contabilidad? —preguntó, deteniéndose para fijar una fila de datos que cloné accidentalmente.

—Sí, nuestro gerente de oficina lo hace, pero no sé cómo usarlo.

—Así que puede citar a Séneca pero no puede utilizar Quicken.

—¿Sabías que era Séneca? —Sonreí para mí mismo. No conozco a mucha gente que supiera quien es Séneca, y mucho menos que sean capaces de conocer alguna cita de sus cartas. Si quieres ser amado, ama. Es una expresión proverbial utilizada por Séneca en "Epístolas a Lucilio Programa de software para finanzas personales.

PECADOS CARNALES | PondPhuwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora