CAPÍTULO 9

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Golpe.

Golpe.

Pausa.

Golpe, golpe, golpe.

—Paren —murmuré, rodando fuera de la cama, el sueño me ponía lento y torpe—. Ya voy, ya voy.

Golpe, golpe, ESTALLIDO.

El ruido ensordecedor y el precedente destello de luz no hicieron nada para aliviar mi desorientación, y tropecé en la mesa, la esquina aguda hurgando en mi cadera. Juré, a ciegas alcanzando una camiseta (solo tenía un par de pantalones de chándal sueltos) y andando a tientas por el pasillo hasta la sala donde se hallaba la puerta principal. Me encontraba apenas lo
suficientemente despierto para empezar a registrar que alguien realmente se encontraba en mi puerta a las tres de la mañana, y que era o bien un agente de la policía que venía a decirme que Jimmy finalmente embistió su auto contra un árbol mientras escribía mensajes de texto o uno de los
feligreses que necesitaba extremaunción.

Cualquiera que fuera la razón que tuvieran para venir a la casa parroquial, probablemente no era buena, y me armé de valor para la tragedia cuando abrí la puerta, torpemente también tratando de tirar mi camiseta por encima de mi cabeza.

Era Phuwin, empapado de lluvia con una botella de whisky escocés en la mano.

Parpadeé como un idiota. Por un lado, después de nuestra pelea esta mañana, literalmente la última cosa que esperaba era a Phuwin en mi puerta en medio de la noche trayendo regalos. Por otra parte, llevaba lo que supuse era su pijama, un par de pantalones cortos y una fina camiseta de The Walking Dead, y la lluvia mojó bien ambos. La lluvia
hizo su camisa delgada casi transparente, sus pezones duros debajo de la tela, y una vez que me di cuenta de eso, fue difícil pensar en otra cosa que esos pechos húmedos, probablemente erizados con la piel de gallina, y cómo se sentiría esa carne fresca contra mi lengua caliente.

Y luego volví a mí mismo y por un momento terrible, guerreando entre
dos impulsos: cerrar y dejarlo fuera en la lluvia o empujarlo sobre sus rodillas y hacerlo tragar mi pene.

Huye de las tentaciones de la juventud, leímos en el estudio de la Biblia esta misma noche. Persigue la justicia.

Debería cerrar la puerta y volver a la
cama. Pero entonces Phuwin se estremeció, y después toda una vida de
respeto y cordialidad intervino. Me encontré retrocediendo y haciendo un
gesto para que entrara.Persigue la justicia, dijo el autor de Timoteo. ¿Pero, la justicia llevaba una botella de Macallan 12 en la mano? Porque Phuwin lo hacía.

—No podía dormir —dijo, entrando en la sala de estar y luego girando para mirarme.

Cerré la puerta.

—Lo entiendo. —Mi voz se encontraba ronca por el sueño y algo menos inocente. Como era de esperar, mi pene comenzó a hincharse; a pesar de todo lo que pasó, sin embargo, no había visto sus pecho todavía, y lucía más tentador que nunca bajo esa camiseta mojada.
Mierda. No quise decir todavía. Nunca quise. Nunca iba a ver sus pechos. Acéptalo, mentalmente castigué mi ingle, que se negó el canalla, y en su lugar siguió enviando estos recuerdos dolorosamente vivos de nuevo a mi cerebro, como la forma en que se sintió tantear el pecho plano de Phuwin cuando se inclinó sobre el piano de la iglesia.

Sus ojos cayeron a mis caderas, y sabía que mis pantalones no hacían un buen trabajo ocultando mis pensamientos.

Aclarando mi garganta, me alejé de él para caminar hacia la cocina.

—No sabía que te gustaba The Walking Dead —mencioné a la ligera, deslizando mi mano sobre el interruptor. Un resplandor amarillo pálido emanaba de la lámpara tipo papel post-guerra, proyectando sombras en ángulo en la sala de estar.

—Es mi programa favorito —dijo—. Pero no sé por qué actúas sorprendido de que no lo sabías. Nosotros no nos conocemos tanto tiempo, y la mayoría de nuestras conversaciones ha implicado contarte mis secretos más oscuros, no lo que está en mi cola de Netflix.

Vino hasta mí y me extendió la botella de whisky, que tomé, entrando en la cocina para buscar vasos, tratando de armar una respuesta, cualquier
respuesta, pero literalmente no podía pensar en una sola cosa que decir.

PECADOS CARNALES | PondPhuwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora