Después de aquello,pasaron un par de días donde no pude salir de la tienda ya que era época depaga. La tienda se llenaba como si regalara la ropa y solo escuchaba el ding delas tarjetas de crédito y débito, lo que es música para mis oídos. La gente esextraña a veces. Como esa persona que se quejó del precio elevado de unachamarra de piel de edición limitada, que refunfuño un par de minutos por elprecio, se fue y regresó 25 minutos después para comprarla. Supongo que pensabaque lo de "edición limitada" era solo marketing. Fue el domingo de ese fin desemana caluroso como ninguno que pasó. En la puerta vi que dos figurasconocidas aparecieron.
—¡Alex! –saludó el varón musculoso mientas se acercaba a mí con una posición que fácilmente sería confundida con un ataque. -Al fin te encuentro. –
—Hugo. – saludé con sorpresa cuando este me atrapó con ambas manos, dejándome claro una vez más que sin esfuerzo podría partirme por la mitad. Pero esto no activo mi paranoia, sino la persona que venía con él y que saludé tímidamente. - Hola. -
—Hola. –me dijo Yasmin con una sonrisa que parecía pintada a la fuerza en su cara.
—¿Se conocen? –preguntó Hugo bajándome.
Mi paranoia potenciada por 100. Tomé aire para contestarle, pero Yasmin se me adelantó.
—Obvio. Trabajamos en la plaza y a veces vengo a cambiar algunos billetes por aquí. –
Había algo raro. El tono de Yasmin era como una combinación de enojo y calma.
—Ya veo. –Hugo sonrió mientras me daba unas palmadas en el hombro, que más bien eran como mazazos para mí. -¿Y cómo has estado? No te veía desde que... bueno, pasó lo que tú sabes. –
Sé a qué se refería. Hugo no era el mejor guardando secretos ni siendo discreto, pero no lo hace con malicia. A mi mente llegó esa vez cuando un amigo de su hermana le confesó sobre un hecho vergonzoso que involucraba desempeño sexual, el cual terminó contándome a mí y a la mitad de gente que Hugo conocía, pero siempre pidiéndonos que guardaremos el secreto. Aun me pregunto si ese amigo solucionó sus problemas en la habitación.
—Sí, lo sé. Han pasado muchas cosas desde aquella vez. –dije con algo de pena.
—Lo imagino. ¿Has conocido a alguien? ¿O regresaste con Natali? –
Esta pregunta ahora sí me hizo preguntarme de forma seria si de verdad lo hice tan mal con Natali como para que todos, absolutamente todos me preguntara por eso.
—No Hugo. He optado por dejar las cosas en calma un rato. –le contesté con algo de molestia. –Mejor dime, ¿Qué te trae por aquí? –
—Oh, cierto. Venia buscando una sudadera que salió apenas y quería ver si la tenías. –sacó su teléfono móvil y me mostró una sudadera negra con adornos que la hacían parecer un traje espacial. –Es esta. –
—La tenemos. –se adelantó Andrew. –Te la puesto mostrar. –
Algo que es claro en el ambiente de las ventas es que cada cliente cuenta. Una venta puede ser la diferencia entre tener un jugoso bono al final de mes, o quedarse sobreviviendo hasta que llegue el siguiente día de pago. Andrew lo sabía, y no iba a desaprovechar esa oportunidad. Se llevó a Hugo hacia las sudaderas alejándose un poco.
—¿No te da ternura? –me dijo Yasmin ahora que su novio se había alejado. –Se emociona por todo. Es como si hubiera salido a pasear con mi perro. –
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Casi como fue
Storie d'amoreAlexander Knight lleva una vida aparentemente tranquila como gerente de una tienda de ropa en una bulliciosa plaza comercial. Sin embargo, su rutina da un vuelco cuando un violento altercado lo deja tendido en el suelo, mirando el cielo nublado y si...